El Porvenir de Cuitzeo

“La vida es como andar en bicicleta, siempre hacia adelante y guardando el equilibrio” Enrique Ramírez Miguel

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Dr. Rogelio Díaz Ortiz

En las últimas semanas he tenido la “necesidad” de revisar mis notas, actualizar conceptos y recordar memorables enseñanzas que en materia de liderazgo recibí de manera generosa de mis amigos y mentores Gustavo Gallegos Vargas, Enrique Ramírez Miguel, José Luís Gras Garcilazo, Jorge Calderón Ramírez y por supuesto de Don Rogelio Díaz Ramos. De manera especial recordé la insistencia con la que se me educo en el legado de un líder, al cual no se le recuerda por su llegada sino por la forma como cierra un ciclo, se despide y aleja. La valía de un líder se mide por su “herencia” para la posteridad, teniendo claridad y esperanza en que ha sentado las bases para que haya continuidad de su trabajo y su manera de hacer las cosas, sin importar su presencia o ausencia física. Los líderes que dejan un legado dirigen las organizaciones con visión de futuro; muchas personas pueden hacer grandes avances dentro de una organización en momento determinado, pero lo líderes trascendentes generan acciones de manera distinta, piensan en el presente y en el futuro. Crean una cultura de liderazgo, que inspira, reta y da ejemplo a las generaciones de líderes de hoy, mañana y siempre. Por supuesto, este ejercicio de liderazgo exige trabajo y sacrificio expresado en buenos resultados en el presente y éxito sostenido en el futuro. Se las “arreglan” para formar líderes que los sucedan, le dan más importancia al trabajo en equipo que al individual y saben trasmitir que es lo que esperan de su gente. Los líderes del siglo XXI adicionalmente poseen una visión holística, compromiso con el medio ambiente y desarrollada espiritualidad. Los que son especialmente efectivos aplican en sus acciones el servicio a los demás, responsabilidad social, se dan el lujo de “soñar” solo para iniciar su constante encuentro con el éxito. Los líderes de este milenio han incorporado a su cotidianidad el conocimiento y uso de herramientas de comunicación presencial y virtual, han desarrollado la sensibilidad necesaria para aprender con y de los demás. La pandemia en la hoy vivimos ha provocado el surgimiento de liderazgos que viven con intensidad el día a día pero que no han perdido la sensibilidad ni la visión de construir un futuro deseado, por lo que se comprometen a buscar e identificar modelos de excelencia que les inspira a nunca dejar de crecer. Son liderazgos consientes que su ejemplo es la mejor manera de enseñar, asumen con responsabilidad el que en algún momento sean ellos reto y modelo a seguir para los demás. Con todo ello, el número visible de líderes con estas características es insuficiente, por lo que se sigue buscando en la historia, lejana o reciente, personas que han trascendido tiempo y distancia con esta envestidura. Un referente de ello, lo encontramos en el mítico Walt Disney, quien de manera visionaria construyo la marca que despierta mayor numero de sentimientos y emociones en el mundo y “convirtió” a un ratón en el símbolo universal de la diversión en la década de los 40s, trascendiendo tiempo, idioma y espacio siendo hoy por hoy, Mickey Mouse, uno de los personajes más emblemáticos en todo el mundo. El liderazgo y visión de Walt Disney lo llevó a construir el famoso parque de diversiones conocido como Disneylandia, sin duda uno de los espacios más visitados de todo el planeta, su grado de excelencia es tal que sobrepasa cualquier expectativa que lleve el visitante. A pesar de su muerte en 1966, su legado sigue vivo, basta con ver su obra para darse cuenta de que las cosas aunque evolucionadas, se hacen con el estilo de su líder fundador quien siempre dijo que quería un lugar donde los padres llevaran a sus niños, pero que a su vez ellos mismos se sintieran como tales, llenos de alegría, esperanza y amor. Un ejemplo similar es el del empresario Enrique Ramírez Miguel quien logro inculcar en sus hijos, nietos y colaboradores la magia del éxito expresado en cada uno de los proyectos que lidera Organización Ramírez, cuyo solo nombre suele dar certidumbre a quienes desean adquirir una propiedad inmobiliaria, una membresía en un club deportivo, hospedarse en sus hoteles o simplemente asistir a disfrutar de la proyección de una película en alguna de sus cientos de salas cinematográficas distribuidas por varios países del planeta. Walt Disney siempre afirmó: “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”. En tanto, que Enrique Ramírez Miguel de manera jocosa señalaba: “La vida es como andar en bicicleta, siempre hacia adelante y guardando el equilibrio”. El legado del Licenciado Ramírez Miguel ha sido potencializado y diversificado rebasando la fronteras nacionales para convertirse en referencia mundial. La semilla de liderazgo “inculcada” en sus hijos y nietos le mantienen “vivo” y seguramente desde su “barrera de primera fila” en el cielo paladea la satisfacción de cada uno de los logros de Enrique, Marco Antonio y Eduardo Florentino, además de la triunfadora incorporación de liderazgos sólidos representados por cada uno de sus nietos. No hay duda de que Ramírez Miguel y Disney ejercieron el liderazgo que deja escuela, prevalece a pesar del paso del tiempo y genera la aparición de nuevos líderes que siguiendo su ejemplo enriquecen la visión de éxito y servicio, haciendo realidad los sueños de sus antecesores y dejando nuevos retos a quienes les sucederán. En la inauguración de alguno de los complejos de salas de cine VIP, alguien dijo: “lástima que Don Enrique no esté aquí para ver hasta donde han llegado sus sueños”, a lo que yo contesté: “al contrario porque lo vio es que estamos aquí, hoy”. Concluyo esta colaboración agradeciendo a todos los líderes trascendentes de ayer, a los presentes hoy, a los que surgirán mañana y a los que me han honrado con sus consejos, enseñanzas, compañía, ejemplo y amistad.

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