Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Nos encontramos a unos días de que finalice el mundial de futbol realizado en Qatar, en el momento de escribir este comentario ya se han realizado 62 partidos.
Quedan por realizarse los encuentros Marruecos contra Croacia por el tercer lugar, en tanto que la gran final estará a cargo de los equipos de Francia y Argentina, cualquiera de ellos será un digno campeón.
Aún sin concluir el certamen ha surgido entre aficionados, directivos, patrocinadores, entrenadores y jugadores el “compromiso” de volver a encontrarse en la justa mundialista que se verificará en el 2026 en estadios de Canadá, Estados Unidos y México.
Durante las últimas semanas la atención de todo el mundo ha estado “centrada” en todo cuanto acontece en el certamen, naciones enteras se han “paralizado” en el momento en que su representación nacional ha participado en alguno de los partidos.
Expertos y profanos monopolizan los encuentros de familiares y amigos, analizando jugadores y entrenadores, fortalezas y debilidades de los equipos, haciendo “temerarios” pronósticos sobre los ganadores de cada encuentro y sobre el futuro campeón.
A lo largo del desarrollo del torneo hemos sido “testigos” de la caída de equipos marcados como favoritos, incluso para ganar la copa, tal es el caso de Alemania, Portugal, España o Brasil.
Algunos afirman que, por obsoletos, otros señalan que fueron “soberbios” y sufrieron la derrota a cargo de equipos como Japón, Croacia o Marruecos.
En el caso del grupo de jugadores que representaron a México se han hecho muchos comentarios, entre ellos que falto incluir a algunos o de que varios de ellos ya habían visto pasar su mejor tiempo.
Mención especial merece el técnico argentino “Tata” Martino ya que con antelación se había ganado a pulso el repudio de gran parte de la afición por los mediocres resultados obtenidos durante 2021 y en especial durante 2022.
Jamás logró dotar a la selección de un estilo de juego, siempre improvisando y “aferrado” al llamado de sus incondicionales, aunque en la cancha no justificarán el formar parte del representativo nacional.
La realidad es que los jugadores y el “Tata” son solo la cara visible de los responsables de este mediocre resultado ya que la pobre calidad de los federativos y dueños de los equipos, a quienes solo les interesa acumular dinero $$$, ha sido fundamental en este nuevo y rotundo fracaso.
Mucho se tendrá que hacer, desde este momento, para integrar un plan de trabajo que permita “soñar” que en el Mundial del 2026 el resultado será diferente.
Resiliencia e inteligencia emocional son y serán herramientas fundamentales para no dejarse vencer, para construir certidumbre en el presente y esperanza en el futuro.
Durante el desarrollo del mundial futbolístico quedó muy claro que los jugadores identificados como “estrellas” no pudieron marcar diferencia, quedando demostrado que siempre será más valioso el equipo que cualquier individualidad.
Algunos pudieran cuestionar esta afirmación al considerar que el argentino Leonel Messi es el “ingrediente” principal para que el equipo de Argentina dispute la final del torneo, pero la realidad es que la actuación de Messi ha tenido claros oscuros e intermitencia teniendo que surgir la fuerza y estructura que le dan al equipo sudamericano su calidad de favorito.
Lo anterior le dio especial vigencia a la afirmación del mítico basquetbolista Michael Jordán… “Las estrellas son importantes porque pueden ganar partidos, pero la integración exitosa de los equipos hace posible la obtención de los campeonatos”.
Seguramente al concluir la copa del mundo la atención y emociones se volcarán en la cada vez más cercana Navidad, los festejos por el fin del 2022 e incluso a la “llegada” de los Reyes Magos.
¡¡Así que preparémonos para disfrutar de la final del mundial de futbol y de la recta final del 2022!!