Dr. Rogelio Díaz Ortiz
El pasado fin de semana se realizó la jornada electoral en donde se decidió quién ocupará la primera magistratura del país, así como varias gubernaturas, la totalidad de la Cámara de Diputados y Senadores, sin olvidar Alcaldes, Legisladores Locales y regidores.
Fueron semanas de intensa campaña en las que el discurso se desgasto, la polémica y los señalamientos entre los aspirantes fue una constante, la descalificación de unos y otros llevo nuevamente a los electores a tener “justificadas” dudas sobre origen, trayectoria e incluso honorabilidad de los participantes.
La profunda división y polarización existentes por todo el país, la intolerancia de algunos y la indiferencia de otros se contrastaron, pero afortunadamente las casillas lucieron, en su mayoría, pletóricas de ansiosos votantes.
Asesores y mercadólogos intentaron captar la atención del electorado utilizando todo tipo de estrategias por lo que se vio a los candidatos chiflando, cantando, bailando e intentando ser “simpáticos” sin que importará el contenido de sus propuestas de gobierno.
Algunos lograron “colocar” su estribillo de promoción como favorito de niños y jóvenes quienes de manera jocosa lo incorporaron a la cotidianidad de sus fiestas y bailes, pero esto quedo ahí sin trascender al voto en las urnas.
Todos los candidatos afirmaron tener planes, programas y soluciones mágicas para desterrar la corrupción, acabar con la inseguridad y la pobreza, crear miles de empleos, dotar de servicios públicos de primera, generar becas, crear escuelas, construir carreteras, hospitales e incluso disminuir los impuestos.
Ahora quienes resultaron favorecidos con el voto popular tendrán que ir pensando y gestionando los recursos económicos que les permita cumplir con “algo” de lo mucho prometido.
La geografía política ha cambiado en nuestro país y ha iniciado el proceso de alianzas, medición de lealtades y empatía para NO quedar fuera de los recursos que otorga el gobierno federal a sus entidades “consentidas” o del compromiso de quienes controlan la economía de sus regiones.
Todo parece indicar que MORENA y sus aliados son los ganadores, casi absolutos, de la contienda, la Doctora Claudia Sheinbaum será la primera mujer presidente de México y contará con el respaldo de la mayoría de Legisladores Federales y Senadores de la República.
Muchos buscan explicación a la contundencia de los números mostrado por el INE, algunos “especialistas” afirman que este hecho se debe, entre otras cosas, a que se ha hecho una revoltura de ideologías, compromisos y lealtades que dejan en entredicho la honorabilidad de algunos políticos y la credibilidad de los partidos por lo que ganaron los más “organizados”.
En fin, ganadores y vencidos tendrán que recapacitar sobre lo que hicieron bien y los errores cometidos.
Los ganadores deberán tener presente que tienen como obligación y responsabilidad gobernar para todos, sin distingo de siglas ni colores.
Los “perdedores” deberán aprender de sus errores y como el “ave fénix” aspirar a resurgir con trabajo, liderazgo, responsabilidad y amor por México.
Atrás deben quedar odios, fobias y divisiones, el país requiere de UNIDAD EN LA DIVERSIDAD, humildad en la victoria y grandeza en la derrota, de una efectiva “operación cicatriz” que permita magnificar coincidencias, incorporar las mejores ideas, planes y proyectos, a los mejores hombres y mujeres para lograr con la participación de TODOS, la construcción del país al que todos aspiramos.
La elección ya solo espera la calificación de los órganos electorales por lo que llego el momento de olvidar afrentas y divisiones.
Más allá del resultado electoral, todos padecemos de los efectos que provoca los niveles actuales de inflación, el aumento constante en los precios de los hidrocarburos y productos de la canasta básica, por lo que deseamos conocer, a la brevedad posible, el programa de acciones que el “nuevo gobierno” instrumentara para que con eficiencia y eficacia se mejore la economía, seguridad, empleo, educación, el medio ambiente, la cultura, el arte, atención a la salud, deporte y creatividad.
Es momento de olvidar frustraciones del pasado y demagogias del presente, démosle certidumbre al hoy y mantengamos la esperanza en que el mañana será mejor para todos.