Por J. Manuel Lara Martínez
Cronista Municipal
Tarímbaro siempre se ha caracterizado por ser un pueblo festivo y que ha sabido rendir culto a sus tradiciones y costumbres ya de muy antiguo.
Los festejos pueden ser religiosos, populares, profanos, de barrio, familiares y no había un día que no escucháramos la música o mañanitas o los cuetes invitando u avisando que había fiesta.
En diciembre del año 2019 nos llegaron noticias que descubren un virus sumamente contagioso en China y pensamos; cuando llega hasta acá!.. y en febrero-marzo de 2020 ya causaba los primeros estragos, muerte y terror.
Así aún se celebró el carnaval, la fiesta popular más grande todavía creyendo que estábamos a salvo y solo unos días después veíamos como vecinos, amigos o familiares fallecían a causa de la primera ola de contagios, principalmente conocidos de la tercera edad.
Este virus vino a transformar y casi extinguir los círculos de la economía y la producción industrial, solo los campesinos permanecieron al pie del cañón y compartieron de sus cosechas u los paisanos radicados fuera, principalmente de algunas ciudades de estados unidos demostraron su gran corazón apoyando a quienes más o necesitaron en tiempos de crisis económica y de salud, nos hermanó mas esta crisis, nos hizo más sensibles
El panorama y las actividades festivas se suspendieron totalmente, cosa que nunca había ocurrido, hasta suspendieron clases en todos los niveles, cerraron los templos por un tiempo y luego se restringido el acceso y solo podían entrar pocas personas, fue una época muy triste, sobre todo con el encierro forzoso de personas con algunos problemas crónicos, las calles lucían semi desiertas, mucha nostalgia nos invadió, otros muchos se enfermaron de estrés y el encierro casi los vuelve locos, otros no acataron las disposiciones y siguieron en festejos, paseos confiando en su juventud y fortaleza.
Apenas creíamos que se estaba superando y se programaron fiestas para este último tercio del año y nos llega la tercera ola de contagios y con nueva cepa de virus y más peligrosa, así que otra vez a esperar y añorar nuestras fiestas que dan vida u son el motivo de existencia de los pueblos.
Ojalá cuando superemos esta tercera ola sigamos siendo sensibles y cambiemos definitivamente nuestros hábitos y nuestra forma de ser y ver a los demás y sobre todo cuidar nuestro entorno..
Si no, de nada sirven los mensajes que la naturaleza nos manda a diario..
