- Este 18 de febrero es el día de la concientización mundial de este síndrome.
El Síndrome de Asperger forma parte de los trastornos del espectro autista, se caracteriza por problemas en la comunicación social y conductas e intereses restringidos y estereotipados, sin un retraso del lenguaje significativo o de desarrollo cognoscitivo por parte de la persona con esta condición, informó el coordinador de Autismo del Centro Integral de Salud Mental (Cisame) de la Secretaría de Salud, ubicado en San Jerónimo, Ciudad de México.
Las personas con Asperger tienden a aislarse y, cuando interactúan con otras, evitan ver directamente a los ojos, debido a la alteración en el procesamiento de los estímulos neuronales y la dificultad para entender el mundo social.
El paidopsiquiatra Roberto Rivera Cruz indicó que otra de las características es el habla hiperformal, como “un pequeño profesor” se refieren a un solo tema y su tono puede ser peculiar, las alteraciones son más notorias entre los tres y seis años de edad. No existen criterios uniformes sobre las posibles causas, pero la mayoría de las hipótesis sugieren un origen genético y una base orgánica.
En entrevista por el Día Mundial del Síndrome de Asperger este 18 de febrero, informó que, en México, por cada cinco niños con esa condición, una niña también está afectada. En cada caso siempre hay antecedentes familiares del trastorno.
Rivera Cruz explicó que, en las instalaciones del Cisame en San Jerónimo, atienden pacientes pediátricos que enfrentan problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar los propios, además de dificultad para entender el lenguaje corporal, o que evitan el contacto visual, desean estar solos, no pueden interactuar y hablan de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
Las niñas y los niños no se pueden relacionar fácilmente con personas de su edad, algunos realizan movimientos repetitivos o extraños y tienen reacciones sensoriales poco comunes.
A partir de estudios realizados y de la práctica clínica, el síndrome de Asperger se considera una discapacidad social permanente de aparición temprana que afecta el proceso evolutivo, el entorno personal, ambiental, familiar y social de las y los pacientes, agregó.
Resaltó que las personas con esta condición con o sin seguridad social pueden recibir atención adecuada en el Cisame ubicado en San Jerónimo en la alcaldía La Magdalena Contreras y en la Clínica de Autismo de Azcapotzalco de la Secretaría de Salud, donde personal especializado aplica valoración médica paidopsiquiátrica, evaluación psicológica y psicopedagógica de acuerdo con la edad, para identificar la condición de cada paciente, toda vez que no existen pruebas biológicas para su diagnóstico.
La Clínica de Autismo de Cisame de la Ciudad de México cuenta con un equipo multidisciplinario conformado por especialistas en paidopsiquiatría, pediatría, neurología, psicología y terapia del lenguaje. Hasta esta fecha han atendido casi seis mil pacientes con el trastorno del espectro autista y diariamente otorgan 250 consultas por diferentes causas.
El diagnóstico oportuno de la o el paciente pediátrico mejora la calidad de vida, ya que el tratamiento es más efectivo cuando inicia antes de los tres años porque el cerebro está en pleno crecimiento. En la mayoría de los casos el personal docente en las escuelas es quien detecta problemas de socialización o de conducta y a veces sugiere a madres, padres de familia y personas cuidadoras buscar atención especializada.
Ante el desconocimiento de este síndrome muchas personas no son diagnosticadas, por lo que es frecuente la existencia de trastornos psiquiátricos asociados en la edad adulta. Las hijas e hijos de una persona con Asperger tienen 50 por ciento de probabilidad de desarrollarlo.
La Organización Mundial de Salud (OMS) describe el síndrome de Asperger como un trastorno generalizado del desarrollo infantil que está actualmente incluido en la parte más funcional de los trastornos del espectro autista. Se estima que afecta a siete de cada mil niños y niñas en el mundo. En México, aproximadamente 120 mil personas viven con esta condición; la mitad de ellas llega a la edad adulta sin diagnóstico.
Por ello, Rivera Cruz hizo un llamado a padres, madres y personas cuidadoras a poner especial atención en la conducta social y el desarrollo del lenguaje de sus hijos e hijas. De ser necesario, consultar con un especialista, cuya intervención es determinante para la autonomía personal, profesional y familiar del paciente.
En 1944 el pediatra austriaco Hans Asperger definió este síndrome en un grupo de niñas y niños con capacidad intelectual normal, pero con problemas en destrezas sociales, emocionales y de comunicación, además de conductas e intereses inusuales. En 1981, Lorna Wing, psiquiatra británica, le dio el nombre de síndrome de Asperger.