El Porvenir de Cuitzeo

Sabia Virtud de Conocer el Tiempo

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Dr. Rogelio Díaz Ortiz

No hace mucho tiempo que tuve la oportunidad de una muy amena charla con personas que me aventajan, entre otras cosas, en edad y experiencia por lo que con mucho interés escuche sus conceptos, los cuales me han motivado a realizar algunas reflexiones en torno a la importancia del ¡aquí y ahora! Estimado lector, ¿es de esas personas que siempre dejan todo para mañana?, en ello lleva un alto riesgo de perder valiosos instantes para descubrir otros horizontes, conocer nuevas personas, apreciar deliciosos sabores, adquirir el vehículo de sus sueños y quizá saludar algún muy estimado afecto. La pandemia nos ha enseñado la fragilidad de la vida y el valor del tiempo por lo que se debe “viajar ligero”, sin pendientes ni deudas de ningún tipo. Si usted deja pasar las oportunidades que la vida le brinda, está pagando un costo demasiado alto para quedarse en su zona de confort.

¡Despierte hoy y tome acción! Es cierto que el paso del tiempo y la acumulación de años de existencia invitan a buscar estabilidad, alejarse de los riesgos, el estrés y la incertidumbre, sin embargo, es muy probable que en cualquier momento y de manera repentina se encuentre en un emocionante viaje hacia un destino que jamás se imaginó que iba a ser factible para usted o quizá encuentre alguna poderosa motivación para estudiar, enseñar o simplemente cambiar sus paradigmas de vida. De ahí que tendrá que “luchar” contra la arraigada costumbre de la procrastinación cuya definición es el arte de postergar las tareas necesarias. Según Wiki pedía, se trata de un trastorno del comportamiento: “Es el sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se auto justifica posponerlo a un futuro idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.” Es común que tengamos al alcance de nuestra decisión el negocio soñado, la relación de pareja ideal o la compra conveniente, pero una de las respuestas que más asombra de las personas es cuando dicen: “¡Me parece excelente, lo tomaré la próxima vez!” ¿Y si no hay próxima vez? ¿Por qué no ahora? Hay miles de excusas, muchas de ellas incluso pueden ser muy válidas, pero siguen siendo excusas. • Falta de dinero, Falta de tiempo, No estoy listo, No estoy seguro, No es el mejor momento. El verdadero problema es el miedo de tomar decisiones, correr riesgos y tener que comenzar a conquistar “terrenos desconocidos”. Por supuesto, saben que les esperan luchas y nuevos desafíos, que quizá será mucho trabajo y que posiblemente costará sangre, sudor y lágrimas. Sin embargo, al mismo tiempo, añoran con todo su corazón enfrentar el reto y conquistar la meta. Leen con detención sobre el éxito de otras personas y luego piensan como será cuando ellos lo logren…si es que lo logran. El posponer tomar una acción que se debe tomar, solo alargará el tiempo en el cual se demorará en paladear la satisfacción del logro. ¿Quién dice o nos asegura que el día de mañana tendremos más dinero, más tiempo o una nueva oportunidad, que estaremos listos o seguros de lo que queremos hacer? Lo más probable es que nos encontraremos exactamente en el mismo lugar donde estamos el día de hoy, ¡sin haber progresado un centímetro! La verdad es que nunca va a llegar el momento oportuno para emprender algo. Si esperamos las condiciones perfectas, vamos a esperar toda la vida. Además las buenas oportunidades no siempre se repiten. Recuerdo a quien con sabiduría y estrategia dijo: “Yo planifico y luego hago que las cosas sucedan.” Suelo compartir con mis estudiantes la frase de… El futuro debe pensarse, construirse y finalmente debe provocarse. Seguramente ambas frases pueden ser el detonante requerido para decidirse a actuar ¡aquí y ahora! No siempre es fácil y a veces es extremadamente tentador dejar las cosas para más adelante. Pero sé que, mientras permito esta fuerza que me impulsa hacia adelante, habrá progreso, a pesar de los errores, la falta de tiempo, la falta de dinero, mis inseguridades y todos los contratiempos que son absolutamente normales en un emprendimiento. Hoy las cosas han cambiado, no hemos tenido opciones que escoger sino debemos adaptarnos a protocolos de salud que “marcan” la distancia, la forma y el momento de trabajar o festejar, el modo de comunicarnos y hasta de expresar nuestras emociones. Ante ello tenemos dos caminos: nos quejamos y lo sufrimos o nos adaptamos y continuamos. Esta inesperada contingencia nos ha permitido reconocer el inapreciable valor de la vida y del tiempo. No podemos “darnos el lujo” de seguir postergando “esa” llamada a quien deseamos manifestarle nuestro cariño, realizar una visita, aunque sea virtual, a todos nuestros afectos. Insisto, hay que “viajar ligero por la vida”, liberarnos de apegos y de todo aquello que nos impide sentirnos plenos y satisfechos, es momento de agradecer y bendecir, es oportunidad para hacer de cada instante un pretexto para ser feliz. ¡Así lo deseo y así lo haré…!

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