El Porvenir de Cuitzeo

Recuerdan legado del poeta español Miguel Hernández en la Sala Manuel M. Ponce

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La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), en conjunto con la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), rindieron homenaje este domingo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, al poeta y dramaturgo español Miguel Hernández, en el marco del 80 aniversario de su fallecimiento.

Como parte de las actividades del Congreso Internacional Miguel Hernández y la pobreza, las autoras y los autores Carmen Alemany Bay, Juan Carlos Abril, Víctor Toledo, María Auxiliadora Álvarez, junto a Tania Rodríguez Mora, rectora de la UACM, y Felipe Vázquez, moderador del evento, coincidieron en la relevancia artística y social que la obra poética del autor originario de Alicante, España, tiene en las letras de habla hispana.

La rectora de la UACM señaló que la obra de Miguel Hernández articuló de manera transversal la poesía y las problemáticas sociales, pues indicó que, desde el bagaje de las ciencias sociales, su literatura “nombra la realidad que nos ocupa: la de la pobreza, del hambre y la desigualdad.”

Rodríguez Mora recordó también que desafortunadamente los tópicos que aborda el poeta en sus versos aún siguen presentes, por lo que añadió que “Miguel Hernández debe ser leído en estos tiempos aciagos que nos acompañan, pero que también prometen su libertad y su ternura”.

Por su parte, Juan Carlos Abril, poeta y doctor en Literatura Española por la Universidad de Granada, abundó sobre la vigencia e importancia de la obra de Miguel Hernández, a quien definió como el poeta del compromiso.

“Su poesía es combativa, de compromiso duro, pero también muestra una parte de ternura y sensibilidad muy importante”. Asimismo, añadió que el autor de poemarios como El rayo que no cesa (1936) y Viento del pueblo (1937) “se revela como la última voz que eleva el carácter popular a lo universal”.

En tanto, la catedrática de literatura hispanoamericana de la Universidad de Alicante, Carmen Alemany Bay compartió un breve fragmento de la segunda parte del libro El hombre acecha (1939), penúltimo poemario escrito por Hernández, y ahondó en el poder estético, humano y el compromiso social que el escritor español sobreviviente a la Guerra Civil tuvo en su obra. “Su vigencia radica en que se acercó a la vida, al amor y a la muerte; temas fundamentales para la humanidad”, expuso.

Acotó que la lucha por la libertad y la constancia estuvo presente siempre en la obra del poeta contemporáneo a autores como Antonio Machado o Federico García Lorca, y destacó que Hernández es un ejemplo de vida, lucha y de constancia, al tiempo en que recordó la cita del poeta “para la libertad, sangro, lucho, pervivo”.

María Auxiliadora Álvarez, poeta, ensayista y catedrática venezolana en la University of Illinois at Urbana-Champaign y la Miami University de Ohio, definió la poesía de Miguel Hernández como “tremendamente dolorosa y tremendamente luminosa”, al tiempo que dio lectura a un fragmento de Cancionero y romancero de ausencias (1958), del poeta español.

Consideró necesario que la obra de Hernández, quien falleció a los 32 años de edad, se mantenga entre las nuevas generaciones “no solo porque forma espíritus universales, sino porque forma espíritus jóvenes”, gracias a la fuerza y al ímpetu que el autor transmite a través de sus versos.

El mexicano Víctor Toledo afirmó que la historia de Miguel Hernández es la historia más pura de España, y remarcó que la austeridad que el poeta de Alicante padeció en vida, nutrió de carácter y compromiso sus letras. “Fue el hombre que desterró la sombra de España”.

El autor distinguido con la Medalla de Honor Presidencial Pablo Neruda 2004 por el Gobierno de Chile realizó una comparativa entre el llamado “Muchachote de Orihuela” con la que dijo, citando al escritor Homero Aridjis, es la mejor poeta mexicana del siglo XX: María Sabina; pues afirmó qué las carencias que ambos afrontaron -en respectivas proporciones- durante sus vidas, así como su sentido por la espiritualidad literaria, forjaron su corpus poético.

“La poesía escrita heredera del chamanismo, del encantamiento de su ritmo, imagen y simbología, le dio a Miguel Hernández la revelación, mientras sus cabras pastaban en la fuente original. El rayo, la pobreza, las cabras y montañas; así como su vínculo con lo divino en el sentido de Espinosa o de San Juan, que es el tejido áureo de todo y de la gran poesía, los unen”, refirió el poeta veracruzano, al tiempo de reiterar que la obra y vida de Hernández están marcadas, sin duda, por las duras circunstancias que dejó la Guerra Civil.

La coordinadora nacional de Literatura, Leticia Luna, Aguilar, enfatizó que, a ocho décadas de su fallecimiento, el legado de Miguel Hernández continuará vigente en América Latina a través de quienes lean y estudien su obra. “Seguiremos escuchando su música interior. Seguiremos su luz a través también de su dolor y de sus letras. Por lo tanto, el gran espíritu de su poesía seguirá vivo”.

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