Una persona enferma consume en promedio cinco medicamentos; identificar si éstos cuentan con la cantidad suficiente para generar la acción terapéutica que mejore su salud, es una de las principales y múltiples acciones que realiza el personal farmacéutico en una institución de salud.
En el Día Mundial del Personal Farmacéutico, que se conmemora el 25 de septiembre, la jefa del Servicio de Farmacovigilancia y responsable del Centro Institucional de Farmacovigilancia del Hospital Juárez de México, Cristi Hernández Salazar, destacó que el servicio farmacéutico es importante para cualquier nación, ya que es esencial en la regulación de la comercialización, consumo y uso racional de medicamentos.
Su importancia radica en la vigilancia de los tratamientos, la fabricación y desarrollo de nuevos productos farmacéuticos que permitan mejorar la salud del paciente, en un entorno de gestión de calidad, ya que el personal farmacéutico es considerado responsable sanitario. También pueden intervenir para mejorar tratamientos en alguna enfermedad.
Sólo durante la pandemia de COVID-19, el trabajo del personal farmacéutico clínico incrementó en más de 50 por ciento, debido a que había muchos pacientes, y la farmacia hospitalaria trabajó 24/7 para tener los medicamentos necesarios y evitar desabasto.
Citó como ejemplo que en el Hospital Juárez de México este personal participó generando guías de interacción en medicamentos entre los tratamientos que se utilizaban para COVID; además, trabajó con el comando operativo para coadyuvar a que los profesionales de la salud tuvieran suficiencias y equipos para laborar.
La especialista detalló que en el campo de la salud el personal farmacéutico participa en diversas áreas, ya que puede realizar actividades en farmacoeconomía para establecer qué ventajas o desventajas tiene el consumo y la adquisición de un medicamento; llevar el estudio fármaco-epidemiológico de cómo fluctúa el consumo, y también ayudar a intervenir en la atención clínica, a través de los procesos de farmacia hospitalaria, farmacovigilancia, tecnovigilancia y atención farmacéutica; además, puede esclarecer dudas relacionadas al medicamento del personal de salud y los pacientes. De esta forma lleva a cabo un trabajo interdisciplinario con las áreas médicas, de enfermería y administrativas.
Sin embargo, se estima que sólo entre 10 y 15 por ciento de personal químico y farmacéutico se dedica a laborar en una institución de salud; la mayoría se enfoca a la investigación, docencia o industria farmacéutica.
El personal farmacéutico se desarrolla principalmente en especialidades oncológicas, medicamentos de alto riesgo y las relacionadas con enfermedades crónicas, como las del sistema nervioso central, sistema respiratorio, cardiovascular y alteraciones sanguíneas.
Además, algunos de estos profesionales se dedican al campo de la farmacogenética y farmacogenómica, mediante los cuales pueden analizar los genes y antecedentes heredofamiliares del paciente para identificar por qué los tratamientos pueden no funcionar en una persona y con ello sugerir un cambio de esquema terapéutico o un abordaje distinto para tratar la enfermedad.
Mediante la farmacocinética también pueden medir los niveles de medicamentos en plasma, lo que permite saber si una vez que el paciente consume medicamentos tiene la cantidad suficiente para generar la acción terapéutica. Ello permite hacer cambios en las dosificaciones del paciente.
En la población se presentan muchas situaciones, desde enfermedades concomitantes hasta medicamentos que pueden interactuar y dar lugar a que bajen los niveles de fármaco en la sangre.
Puntualizó que el personal farmacéutico debe tener conocimientos sobre farmacología básica y farmacología experimental, es decir, saber qué son los medicamentos, tener formación en atención farmacéutica para conocer cómo es el abordaje hacia el paciente y cómo se puede hacer una intervención.
Además, conocer cómo impacta el uso de medicamentos en una institución y cuáles son las reacciones adversas que puede presentar un paciente.
Por otro lado, debe tener conocimientos en fisiología y anatomía para entender por qué en ciertas enfermedades que se ven alterados los procesos se puede utilizar cierto tipo de medicamento.
Un punto importante para estos profesionales es conocer la normativa que establece qué medicamentos hay y a qué grupo pertenecen, además de la estabilidad de los medicamentos para que sean seguros y adecuados. Los profesionales de este campo deben conocer la Farmacopea de los Estados Unidos Mexicanos, que rige desde la parte en que se fabrican los medicamentos hasta cómo deben usarse.
La Ley General de Salud y el Reglamento de insumos para la salud son dos documentos muy importantes para estos profesionales, porque ahí se establecen los pasos, procesos e insumos, y las características de cuáles son los grupos de dispensación.
El suplemento de farmacias de la Farmacopea establece específicamente las funciones y actividades que debe de tener una farmacia hospitalaria.
La norma 220-SSA1-2016 establece la norma de farmacovigilancia; la norma 240-SSA1-2012, la de tecnovigilancia.
En opinión de Cristi Hernández Salazar, la pandemia permitió trabajar en conjunto y darse cuenta de que en equipo se puede mejorar la calidad de salud del paciente y que también éste puede ser responsable de su propia salud, saber cómo cuidarse, cómo debe de tomar sus medicamentos y cómo guardarlos, entre otras acciones.