El Porvenir de Cuitzeo

“Pensar, decir y actuar bien por México”

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Dr. Rogelio Díaz Ortiz

Finalizaba las actividades del segundo año de la carrera de Medicina en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo cuando recibí la invitación para realizar una estancia de dos meses en el Centro Médico Nacional de la ciudad de México.

Laboraba como Auxiliar del Laboratorio de Biología en la Escuela Preparatoria “Pascual Ortiz Rubio” y paladeaba la satisfacción de integrar a la selección que se preparaba para participar en el campeonato nacional de frontenis.

Lo que parecía una decisión sencilla se hizo “complicada” al tener que elegir entre estas y otras actividades que realizaba.

El rector nicolaita Genovevo Figueroa Zamudio me ofreció el respaldo universitario, con la condición de ir, aprender y después regresar a poner en práctica lo aprendido.

Mi padre sutilmente me preguntó: “¿deseas ser frontenista o médico?”

No sin algunas dudas, decidí trasladarme a la Ciudad de México sin saber que esto marcaría mi presente y futuro.

La majestuosidad del Auditorio y hospitales que integraban al Centro Médico Nacional rebasaron todas mis expectativas.

El ir y venir de médicos, enfermeras, técnicos e incontables pacientes reforzaron mi interés por aprender los “secretos” del funcionamiento del cuerpo humano.

Me presente a la Dirección de Investigación Científica para que me asignaran horario y tareas, con la fortuna de ser aceptado por el Doctor Juan Giner Velázquez en su consultorio de Andrología y en el Laboratorio Clínico a cargo del Doctor José Luna del Villar.

Mi estancia transcurrió con velocidad y cuando menos espere ya era tiempo de volver a Morelia, solo que antes de ello recibí la generosa invitación del Doctor Giner para que me quedará a estudiar en la ciudad de México.

Por supuesto qué si lo considere, pero al plantear lo anterior ante el rector Figueroa Zamudio, me recordó mi compromiso de regresar a concluir mi formación en la Casa de Hidalgo, aunque ambos funcionarios “pactaron” sobre la posibilidad de mi regreso al Centro Médico Nacional en cada periodo vacacional o en cualquier oportunidad, lo cual realice por los siguientes cuatro años.

En cada regreso, al Centro Médico Nacional, mi tutor y posterior amigo, Doctor Juan Giner Velázquez, fue promovido a jefe de la División de Biología de la Reproducción, Director de Investigación Científica y finalmente Director Nacional de Planificación Familiar en el IMSS, por lo que tuve que migrar al Hospital de Oncología a continuar mi programa de aprendizaje.

Nada más afortunado ya que desde mi primer día en la Ciudad de México las autoridades decidieron que ahí se me proporcionaran mis alimentos, por lo que ya conocía a varios de sus más importantes médicos: Roberto Garza, Juan López Cueto, Luis Benítez, Luis Krause, Ricardo Romero Jaime, Guillermo Cassab, Juan Agüero y a quien se convertiría en mi guía, ejemplo, maestro y entrañable amigo… Gustavo Gallegos Vargas.

Por “accidente” llegué al área de Diagnóstico y Urgencias a cargo del Doctor Gallegos, al acompañar al Administrador del Hospital, el michoacano Antonio Zamayoa Hernández, a que le aplicaran un medicamento.

Después de responder un amplio arsenal de preguntas el Doctor Gallegos me invito a incorporarme a la cotidianidad de su consulta, tareas de investigación y sesiones académicas.

Todo ello aderezado “diariamente”, con su intervención personal, con clases de inglés, francés, gramática, historia, música, ética, literatura, arte en general, gastronomía y amor por la práctica médica, sin olvidar la “apertura” de espacios para que siguiera practicando él frontenis.

Reto a mi capacidad de convocatoria y organización para crear en Morelia una entidad que fuera origen de un cambio de actitud, que evitará paros, marchas, tomas de calles y escuelas para en contraste privilegiar estudio, mejora continua, vocación de servicio y amor por México.

Es de esta manera que, hace cuarenta y cuatro años, surgió el Círculo de Estudios Génesis.

Desde entonces, gracias a su respaldo y a la gestión de Génesis, se ha hecho recurrente la presencia y participación de los más importantes especialistas médicos en conferencias, cursos, congresos, talleres y Simposium en diferentes escenarios de la capital michoacana.

Este logro nos gano el respeto y reconocimiento de los demás, así como autoestima y confianza que se extendió a los ámbitos del arte, la cultura y el deporte.

A lo largo del tiempo, cada vez que coincidí con el Doctor Gallegos agradecí su confianza y amistad, pero un día “agotadas” las frases de gratitud le pregunté: ¿cómo manifestarle que sus enseñanzas cambiaron mi vida? ¿qué hacer para honrar su generoso apoyo en mi formación profesional y humana?

Con una sonrisa que le ilumino el rostro me respondió: “Pensé que jamás me lo preguntarías” … si en verdad crees que lo que te he enseñado ha valido la pena, repite esta acción motivando la superación de personas que, incluso no conozcas.

De esta manera, surgen los Premios Génesis.

He de confesar que ha sido una tarea difícil, a veces incomprendida e ingrata, pero me ha permitido honrar mi promesa y presentar cada año ante la sociedad a personas, personajes, personalidades e instituciones que se caracterizan por éxito sustentado en sólidos valores humanos, dando con ello un contundente mensaje de esperanza para todos aquellos que, más allá de cualquier dificultad, se han comprometido con la calidad y la excelencia.

NO he estado solo, siempre he contado con el apoyo de mi familia y de algunos amigos que sin protagonismo ni condición me han facilitado el que año con año se entreguen los Premios Génesis.

¡¡¡Por lo pronto, este 2023 los volveremos a entregar… querido Doctor Gallegos ¡¡¡misión cumplida!!!

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