Morelia, Michoacán, a 11 de septiembre de 2020.- Juan Andrés Ayala García es policía en el municipio de Charo. Uno de los 2 mil 225 policías de Michoacán que cuenta con el Certificado Único Policial (CUP).
“Al prepararme para cubrir mi turno, mi hijo, el más pequeño, me mira y cuando me ve uniformado le da un gusto, me abraza ´fuerte´ y me dice que también quiere ser policía de grande y que quiere su uniforme para atrapar a los malos”, comenta visiblemente emocionado.
Durante los últimos cinco años de su vida, ha sido policía en su natal Charo, donde con orgullo ayuda a sus paisanos y patrulla las calles para prevenir el delito.
Seguro de sí mismo dice que la policía le cambió la vida, porque hay muchas capacitaciones: “hoy ya sabemos cómo hacer una detención con el debido proceso, porque antes no había eso”.
“Se siente bien estar acreditado porque se tiene todo lo que se requiere para ser policía y antes, cuando no tenía mi CUP, me sentía inseguro, porque en cualquier momento me podían correr, hoy ya me siento seguro en mi trabajo, con más confianza, me siento un policía calificado, completo y con conocimientos para poner a disposición a las personas que cometan alguna falta”.
Pero no todo ha sido fácil, dice Juan Andrés, con tristeza recuerda sus inicios en la corporación.
“En los primeros días de noviembre de 2015 para mí fue lo peor que he vivido como policía, tenía como ocho días que había entrado y no sabía nada y me mandaron a Apatzingán, casi casi a renunciar, fue una etapa muy difícil en esa región”.
“Luego mi mamá me decía que me saliera, porque mataban a muchos policías, sí me daba algo de miedo, pero hoy y con el paso del tiempo me gusta mi trabajo y pues cuando te toca, pues te toca y donde sea, y no exactamente tienes que ser policía para que te mueras, todos vamos a morir, unos antes que otros”, dice Juan Andrés, a cinco años de portar el uniforme.
Durante la charla realizada en la comandancia de policía del municipio de Charo, uniformado y con sus armas de cargo, dice Juan Andrés con orgullo: “Cuando ingresé a la Academia es cuando aprendí a amar mi trabajo como policía, hicimos buenos compañeros, además de que se te crea un espíritu de servicio para apoyar a la gente en todas sus necesidades, como ayudar a cruzar la calle a las personas mayores, a los niños darles capacitaciones de prevención para que sepan qué es lo bueno y lo malo para que se vayan por el camino del bien”.
“Estoy muy agradecido con el Gobernador Silvano porque yo cuando entré a la Academia me pude acreditar y logré sacar la prepa, por eso estoy muy agradecido con él, por el estudio y las becas y si está en sus manos que también nos ayude para darnos el seguro social”.
A cinco años de carrera policial, Juan Andrés, a sus 31 años, tiene el sueño de ser licenciado en Derecho para darles una mejor vida a su pareja y sus cuatro hijos. Además de apoyar con talleres, en el que asistan tanto ciudadanos como policías, donde se les haga saber los tipos de prevención del delito, sus derechos y obligaciones para vivir en paz.