Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Hace unos días se conmemoro el Día Internacional de la Juventud, sector de la población que enfrenta retos propios de su edad y entorno, entre otros el “envejecimiento” de la sociedad, los efectos de la pandemia causada por el COVID 19, violencia e inseguridad, crisis ambiental, nuevas formas de “comunicación”, volatilidad en las relaciones humanas, globalización cultural y económica.
Sin embargo, es quizá la actual generación de jóvenes a nivel mundial la que enfrenta los mayores márgenes de desempleo y de improductividad pese a estar en la edad de mayor rendimiento de su vida.
Hoy contar con una carrera, conocimiento de otro idioma o inclusive contar con experiencia laboral y algún posgrado, no es garantía para obtener un trabajo estable y con un salario suficiente para hacer frente a los crecientes costos de servicios, alimentos, vestido y salud.
A lo ya mencionado se suma que la tendencia a nivel mundial es el de brindar trabajo, pero bajo la figura de outsourcing, pagando exclusivamente por servicios, para evitar que generen antigüedad, pagarles seguro social y otras prestaciones importantes como INFONAVIT, Seguro Social y aspirar a gozar del derecho de disfrutar, en su momento, de una pensión o jubilación.
La pandemia vivida durante los últimos 20 meses ha provocado el auge del “trabajo desde casa” por lo que oficinas y empresas lucen semi desiertas.
Se “anuncia” la desaparición de los espacios tradicionales de trabajo con el surgimiento de nuevas formas “inteligentes” y virtuales que desplazan lo humano por lo tecnológico.
Se exigen nuevos perfiles y carreras que rompen con la formación tradicional en las aulas y todo ello a una velocidad que rebasa la capacidad de respuesta y genera más y más desempleo.
De manera general los aspirantes a obtener un empleo sufren la aplicación de acciones como la contratación trimestral, mensual o inclusive semanal generando cortes a la relación laboral e incluso la evasión de pago de días feriados o de descanso además de que están permanentemente expuestos a la rescisión de su contrato sin responsabilidad para el patrón, México no es la excepción con la reciente Reforma Laboral.
Sin duda que el poder desmedido acumulado a lo largo de los años por los sindicatos ha lastimado la estabilidad y la confianza en empresas de todo tipo e incluso en instancias laborales gubernamentales en todos sus niveles, de ahí que se entiende la necesidad de realizar ajustes y reformas a la normatividad existente en materia del trabajo.
Por supuesto, obliga al sector educativo a ser creativo y ágil para lograr que sus egresados sean proactivos, resilientes y competitivos ante los nuevos retos que el mundo les exige.
La “polémica” reforma laboral no era materia de actualización desde la lejana década de los 70s del siglo pasado, sin embargo al hacerlo se cometieron omisiones y se enumeraron modificaciones que vulneran seriamente el derecho social de los trabajadores, se amplia la edad para la jubilación , lo que es entendible por el cambio piramidal de la población y el incremento en la esperanza de vida, además de que las nuevas formas de contratación limitan las posibilidades de tener un digno retiro o contar con protección en el área de la salud y derecho a un crédito de vivienda aunque se afirma que en contraste se ampliara ?? la oferta de trabajo y las oportunidades aún para los que menos preparación poseen.
En este momento es contrastante el apoyo económico que el gobierno federal brinda a los NINIS y “castiga” con salarios irrisorios a quienes recién egresan de una licenciatura.
Ejemplo contundente de lo anterior es el trato que se les da a los pasantes en servicio social o a los residentes de las especialidades médicas.
Los jóvenes adicionalmente enfrentan la disminución de oportunidades para formarse en el sector educativo, siendo mayor la demanda por estudiar una carrera, que la oferta que ofrecen las instituciones públicas, quedando cada año miles sin oportunidad de estudiar y con dificultad para obtener un empleo, convirtiéndose en los denominados NINIS.
Por todo ello y mucho más emprender un negocio propio parece hoy en día la solución a esta compleja problemática, emprendedurismo y autoempleo parecen ser el paradigma para el desarrollo de la sociedad actual.
Por supuesto que para ello se requiere vencer añejas inercias y costumbres que han habituado a jóvenes y viejos a salir a buscar un empleo en vez de alternativas que aprovechen la innata creatividad de los mexicanos, acciones que les permita utilizar el entorno a su favor y que favorezcan la creación de su propia fuente de trabajo.
En la actualidad existen diversas instituciones públicas y privadas que brindan asesoría para emprender una idea, consolidar un negocio y generar fuentes de empleo.
Un ejemplo destacado es la RED PARA MOVER A MÉXICO, del Instituto Nacional del Emprendedor INADEM, es un programa a nivel nacional que brinda asesoría y establece vinculación con más de 40 programas federales, acercamiento con instituciones públicas y privadas para el fortalecimiento de los emprendedores y Mi Pymes.
Hoy más que nunca, ante los altos índices de desempleo o aun contando con uno, es momento de emprender con responsabilidad y creatividad, calidad y competitividad la estratégica aventura de crear un negocio propio, es oportunidad para educar a los niños y jóvenes a no considerar que su universo laboral se circunscribe a un empleo, sino que se debe ampliar su horizonte y confianza a destrezas, habilidades y condiciones que les permita ser su propio patrón.
En fin, aún queda mucho por reflexionar, ¡¡¡pero más por hacer… estimado lector usted tiene la palabra!!!