Dr. Rogelio Díaz Ortiz
No cabe duda que el viejo adagio “No hay plazo que no se cumpla ni tiempo que no se llegue” se cumplió con plenitud ya que el pasado fin de semana se realizó la jornada electoral en donde se decidió quiénes serán los próximos gobernadores en seis estados del país.
Fueron semanas de intensa campaña en las que el discurso se desgasto, la polémica y los señalamientos entre los aspirantes fue una constante, la descalificación de unos y otros llevo nuevamente a los electores a decir por el “menos malo” y no por el mejor.
Afirmamos que se vale pensar diferente, tener preferencias personales por siglas, colores y caudillos ya que todo esto enriquece la visión colectiva de la nación, pero no es posible polarizar ni segmentar a los mexicanos, de ninguna manera se puede empoderar la violencia para coaccionar el voto, es injustificable aprovechar la pobreza de muchos para comprar su voluntad.
Asesores y mercadólogos intentaron captar la atención del electorado utilizando todo tipo de estrategias por lo que se vio a los candidatos chiflando, cantando, bailando e intentando ser “simpáticos” sin que importará el contenido de sus propuestas de gobierno.
Los candidatos afirmaron tener planes, programas y soluciones mágicas para desterrar la corrupción, acabar con la inseguridad y la pobreza, crear miles de empleos, dotar de servicios públicos de primera, generar becas, crear escuelas, construir carreteras, hospitales e incluso disminuir los impuestos.
Discurso que hace parecer que tienen la fórmula para acceder a los recursos que otorga el gobierno federal a sus entidades “consentidas” o el compromiso de quienes controlan la economía de sus regiones.
El resultado preliminar dio como triunfadores en cuatro de los Estados a candidatos provenientes de MORENA y sus aliados, en tanto que en las otras dos entidades se da por ganadores a representantes de la alianza PRI, PAN, PRD.
Se puede decir que no hubo sorpresas, aunque lo que más llama la atención es la evidente disminución en la participación de los ciudadanos en las urnas.
Algunos “especialistas” afirman que este hecho se debe a que se ha hecho una revoltura de ideologías, compromisos y lealtades que dejan en entredicho la honorabilidad de algunos políticos y la credibilidad de los partidos.
Ganadores y vencidos tendrán que recapacitar sobre lo que hicieron bien y los errores cometidos ya que su gran objetivo es la elección presidencial del 2024.
La elección ya solo espera la calificación de los órganos electorales por lo que llego el momento de olvidar afrentas y divisiones.
Vivimos niveles muy altos de inflación, el aumento en los precios de los hidrocarburos y productos de la canasta básica están cada vez más elevados por lo que se requiere de un ejercicio autentico de “Unidad en la diversidad” para enfrentar los retos económicos, de seguridad, empleo, académicos, ambientales, culturales, atención a la salud, deporte y creatividad.
Es momento de olvidar frustraciones del pasado y demagogias del presente, démosle certidumbre al hoy y mantengamos la esperanza en que el mañana será mejor para todos.
“Habrá de exhalarse el pasado, inspirar profundamente el futuro y respirar lentamente el presente”