Dr. Rogelio Díaz Ortiz
En todas las épocas y en todas las latitudes existen personajes, cuyo paso por este plano físico, se encuentra grabado en la conciencia social.
Son este tipo de seres quienes con su luz iluminan su entorno y marcan su paso en la historia, aunque suele pasar que su figura trasciende y se agiganta cuando deja de existir.
Originario de Santa María de Guido, Municipio de Morelia, Francisco López Guido es destacado perteneciente a ese selecto grupo.
Su nombre se encuentra íntimamente ligado al desarrollo y evolución del periodismo en Michoacán, aunque sus aventuras como futbolista en los llanos de la capital michoacana, al lado de su hermano Carlos quedaron para la historia.
Vecino por muchos años del barrio de Capuchinas se convirtió en férreo defensor de sus jardines, fuente, bancas y vegetación trascendiendo esta identidad a los cuatro puntos cardinales de la capital michoacana.
El olor a tinta, el sonido de las prensas, su afinidad por compartir la cotidianidad del día a día le llevaron a aprender y realizar prácticamente todas las tareas que se realizan en un periódico.
La Voz de Michoacán se convirtió en su segundo hogar y en su universidad personal para descubrir los “secretos” del quinto poder.
Ahí fue corrector de estilo, reportero, editorialista, jefe de redacción y director adjunto de La Voz de la Tarde, convirtiéndose en maestro, inspiración, reto y ejemplo de muchas generaciones de periodistas y aprendices de esta noble profesión, entre los que me incluyo.
Con él aprendí que el poder del dinero, la violencia y la amistad son elementos que acotan y limitan la libertad de expresión.
Gracias a su confianza y consejos escribí las primeras líneas del UNIVERSO ESTUDIANTIL, espacio con más de 35 años de vigencia, estableciendo como línea editorial el siempre destacar la parte luminosa del hombre y los éxitos de las instituciones, dejando para todos los demás las notas destructivas o tendenciosas.
Su gusto por la lectura y la buena música se expreso de manera contundente en sus reconocidas intervenciones como conductor y maestro de ceremonias en los eventos más relevantes de la sociedad.
Su amor por la fotografía le llevó a integrar una de las colecciones más ricas y versátiles de imágenes del Morelia de todos los tiempos.
Su faceta como poeta le brindo la satisfacción de que sus letras fueran incluidas en celebres recitales de poesía en los que participaron como protagonistas los afamados declamadores internacionales Guillermo Portillo Acosta y José Antonio Cossío.
Con vocación de servicio, liderazgo e innata responsabilidad social participo al lado del Doctor Adalberto García de León en la creación del Cuerpo de Rescate en donde se entrego con pasión en la atención y ayuda de todo aquel suceso provocado por los desastres naturales o por el hombre, sentando las bases de las tareas de Protección Civil en Michoacán.
A lo largo de su longeva existencia Don Pancho ha recibido múltiples premios, galardones y reconocimientos, sin duda no los suficientes, entre los que destaco el PREMIO GÉNESIS en la categoría de medios de comunicación.
De manera discreta y humilde se ha alejado de las candilejas que siempre le acompañaron para disfrutar su rol de amoroso padre y “consentidor” abuelo.
Hace unos días en la ciudad de Zamora recibió la inesperada y agradable sorpresa de que a una de las unidades vehiculares utilizada para labores de Protección Civil se le pusiera su nombre y con ello quedará inmortalizada su tarea.
La figura de Francisco López Guido crece de dimensión cuando se habla del amigo leal, dicharachero, sincero, excelente charlista, solidario, entusiasta, líder e “imperfecto”.
Es grato saber que, más temprano que tarde, se cosecha lo que se siembra.
A Don Francisco sus amigos y la sociedad misma le debemos mucho por lo que la ocasión me es propicia para manifestarle admiración, gratitud, respeto, cariño y perenne amistad.
Querido amigo deseo para usted larga y saludable vida.