Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Teniendo como objetivo la eliminación de toda forma de discriminación hacia las mujeres, promoviendo su empoderamiento y buscando su plena participación en la vida de la sociedad del mundo, la ONU festejó por vez primera el “Día internacional de la mujer” el 08 de mayo de 1975.
Desde esa fecha, muchas cosas han sucedido en el mundo, pero es un hecho que el siglo XXI tiene como protagonistas centrales a las mujeres, los avances en su lucha por lograr reconocimiento, igualdad, respeto, empoderamiento, equidad, inclusión y seguridad se encuentra en su máxima expresión, no en vano se “presume” que el próximo presidente de México será una mujer.
Hay quienes gustan de festejar esta fecha, pero también quienes se “incomodan” al considerar que no hay nada que celebrar, ya que bajo su óptica se trata, nada más, de una conmemoración y una evocación a la lucha de las mujeres por la igualdad, derechos y oportunidades.
Para nadie es un secreto que, durante los últimos años, el número de mujeres en las escuelas, en todos los niveles educativos, es mayor que el de los varones, su participación en puestos directivos y de liderazgo empresarial, académico, deportivo y gubernamental ya iguala, al menos, el de posiciones antes reservadas para los hombres.
La prestigiada Carolina Herrera señala que… “La mujer solo tiene un defecto: no reconoce lo valiosa que es.”
Su participación como integrantes de la policía, el ejercito o la marina se ha vuelto cotidiano, deportes como el box, artes marciales mixtas y futbol han “creado” espacios profesionales en los que las mujeres son las protagonistas y acaparan, cada vez más, el interés, los patrocinios y la audiencia en las arenas, estadios y medios de comunicación.
En el proceso electoral que culminara el 02 de junio habrá en disputa miles de puestos de representación popular, se ha mandatado que el 50% de las candidaturas sea para mujeres, por tanto, Gobernaturas, Alcaldías, Regidurías, Diputaciones Locales y Federales, así como Senadurías, en muchos de los casos, serán ocupados por ellas.
Para algunos, causa polémica su indumentaria, lenguaje, gusto por las bebidas “espirituosas”, su cada vez más frecuente participación en marchas y mítines con violencia extrema que les aleja de su apreciada feminidad.
Su aspecto físico se ha transformado, gracias al gimnasio y/o las expertas prácticas de cirugía estética, de manera libre y abierta las mujeres expresan y viven su libertad sexual, defienden la toma de decisiones sobre su cuerpo, rompiendo tabúes y construyendo paradigmas de convivencia aún en discusión para las mentes tradicionales.
Afirma Coco Channel que… “Una mujer debe ser dos cosas: quien ella quiera y lo que ella quiera”.
El empoderamiento de las integrantes del bello sexo no tiene por que significar el menosprecio a los varones o la supremacía de unos u otras, debe ser un ejercicio de igualdad en derechos y obligaciones, convivencia sana y sin violencia, no son aislados los casos en que alguna mujer “envía” a su pareja a un hospital después de haberle “cobrado” alguna infidelidad o de reclamar el incumplimiento en las tareas del hogar, aunque los “afectados” traten de negarse a aceptar su nueva realidad.
A pesar de todos los cambios, de los logros alcanzados, de la lucha sin concluir, puedo afirmar que las mujeres de la actual “modernidad” siguen apreciando el recibir un ramo de flores, ser motivo de inspiración expresado en un verso, una prosa e inclusive una canción, se les dedique una serenata, se les ceda el paso o un asiento en el transporte público, así como participar con su sabia intuición en la educación de los hijos y la administración del hogar.
Me sigo sorprendiendo con su inigualable capacidad para manejar sus emociones, su “exquisita” manera de, en milésimas de segundo, mutar su estado de ánimo, su extraordinaria memoria que les permite “recordar” sucesos que habitualmente los varones hemos olvidado y que nos llega a costar más de un reclamo.
Con admiración, reconocimiento y cariño agradezco todo lo recibido de ellas, su belleza e inteligencia, su amor, amistad, liderazgo y solidaridad.
No puedo imaginar una sociedad sin su participación, un hogar sin su eficaz administración, una familia sin su liderazgo, un trabajo sin su motivación, un entorno sin su amor, un presente y un futuro sin ellas.
Hoy, como cada vez, que surge como tema el describir mi perenne gratitud y admiración por las mujeres, recuerdo con nostalgia el sabio consejo de mi padre: “A una mujer siempre será preferible amarle que intentar entenderle”.
Con respeto, cariño, gratitud y admiración evocó a todas las mujeres con las que he tenido la fortuna de coincidir en la escuela, el trabajo, la familia y en el transcurrir de la vida.
Como dice el poeta … ¡Mujeres… mujeres divinas ¡