La Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque cumple 64 años de ser referente del arte teatral. Su primera representación fue La edad verde, de Raúl Moncada, bajo la dirección de Óscar Ledesma, el 23 de agosto de 1957.
Originalmente fue utilizada como sala de ensayos de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL). Posteriormente se integró como escenario ideal para puestas de pequeño formato que generan cercanía con los espectadores.
Entre los montajes que ha recibido destacan Amacalone, escrita y dirigida por Héctor Mendoza; Zorros chinos, de Emilio Carballido, dirigida por Carlos Corona; Después del ensayo, de Ingmar Bergman, bajo la conducción de Mario Espinosa; El diccionario, producción de la Compañía Nacional de Teatro; Lirios del cielo, escrita y conducida por Cecilia Lemus; La mujer justa, de Sándor Márai, dirigida por Enrique Singer, así como No hay ladrón que por bien no venga, del dramaturgo italiano y Premio Nobel de Literatura 1997, Darío Fo, con dirección y adaptación de Marco Antonio Silva, sólo por mencionar algunas.
Teatro a la italiana
Jorge Ballina, reconocido escenógrafo mexicano, comenta sobre el recinto: “Es un espacio que tiene un encanto increíble. Es una sala pequeña, cabe poca gente, el techo es bajo, pero tiene una magia especial. Ha sido descubierta y bien aprovechada hace relativamente poco tiempo, donde se pueden hacer cosas maravillosas, con un equipo técnico muy cooperador.”
Tiene un diseño a la parrilla o a la italiana, cuya forma está definida por la relación entre el espacio escénico y el público: el arco del proscenio o embocadura divide el escenario de las butacas, dispuestas en formación de herradura y con diferente inclinación.
Este teatro fue nombrado en honor al poeta y dramaturgo Xavier Villaurrutia, que fue miembro del grupo artístico denominado Los Contemporáneos (junto a otras personalidades, como Jorge Cuesta, José Gorostiza, Antonieta Rivas Mercado y Jaime Torres Bodet) y creador de la ENAT, junto a Salvador Novo.
La sala fue remodelada y reinaugurada en abril de 1964 para la puesta en escena Las almas muertas, de Nikolái Gógol, y posteriormente pasó por un proceso de remozamiento y modernización que dio paso a la obra Filoctetes, de John Jesurun, bajo la dirección de Martín Acosta, presentada el 26 de noviembre de 2000.
Desde ese momento hasta la fecha, el recinto es piedra angular de la escena teatral mexicana, reconocido como un espacio histórico y representativo para grupos de creadores, técnicos especializados, escenógrafos, artistas y espectadores. La Coordinación Nacional de Teatro se enorgullece de administrar este escenario y recibir de nueva cuenta al púbico.
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