Dr. Rogelio Díaz Ortiz
En diferentes escenarios y por los cuatro puntos cardinales de la geografía nacional se han realizado las tradicionales ceremonias que dan “bienvenida” al equinoccio de primavera.
Espacios arqueológicos como Teotihuacan, Chichen Itzá, las Yácatas de Tzintzuntzan y Montealban se han visto colmados de visitantes vestidos de color blanco, música, danza y alegría.
El origen etimológico latino de la primavera es prima, “primer” y vera, “verdor”.
Se afirma que esta fecha siempre llega “cargada” de una especial energía que motiva al “resurgimiento” de la vida, la polinización de las flores, la reproducción de los animales y al reverdecimiento del horizonte.
A pesar de que el cambio climático ha causado alteraciones, se afirma que durante la primavera el numero de horas de luz solar se incrementa y que el clima suele mejorar, aunque la añeja predicción de que el tiempo se encuentra “loco” es totalmente vigente.
Desde épocas muy antiguas se cree que la primavera es temporada que favorece la vida o su “regreso” a ella, seguramente haciendo alusión a los fenómenos de migración animal y al regreso de la hibernación.
No son pocos quienes consideran como primavera a la juventud o incluso a la mejor etapa en la existencia de una persona.
Los fisiólogos afirman que la primavera favorece la liberación de serotonina, dopamina, oxitocina… sustancias, todas, relacionadas con la felicidad, el placer y el alivio del estrés.
Otros utilizan el concepto de “primavera” para describir momentos en los que los pueblos se levantan contra tiranías.
Más allá de todo lo anterior, prácticamente ha transcurrido el 25% del 2023, por lo que es oportuno efectuar una medición del cumplimiento de los propósitos enumerados y hasta presumidos durante los primeros minutos del año.
Debemos preguntarnos; ¿Funciona la rutina en el gimnasio?,¿Ha valido la pena cumplir la dieta?, ¿Mejorar mi actitud se ha expresado en resultados favorables en la escuela, el trabajo o en el hogar?, ¿Soy mejor ser humano?
Estoy seguro que encontraremos que intenciones no han faltado, acciones para cumplirlas tampoco, pero que nos ha faltado orden para sistematizarlas y hacerles parte de nuestra cotidianidad.
El orden al igual que otros hábitos requieren de aplicación y “mantenimiento” ya que no se consigue por decreto ni moda sino reclama disciplina y constancia para incorporarlo como parte de nuestra vida.
Poner orden implica un ejercicio auténtico de jerarquías para otorgarle valor a una adecuada distribución del día a día, de saber decir NO cuando enfrentamos dificultades horarias para establecer una cita, una consulta o cualquier actividad que implique un compromiso con terceros.
Poner orden significa poner en armonía “querer” y “poder”, dando un valor especial a intenciones e incluso sentimientos y emociones, documentos, ropa, zapatos, artículos deportivos, muebles, correspondencia e insumos de todo tipo, añejos o nuevos bajo la premisa muy personal de preferencia.
¿Qué hacer con el 75% del resto del 2023?
Estaremos de acuerdo en darle significado al tiempo, utilidad al conocimiento, intención a nuestras acciones, amor a nuestro entorno, respeto a las diferencias, importancia lo que lo merece.
Estoy convencido de que si “cultivamos” nuestro jardín interior con pensamientos sanos, alegría, optimismo y buena fe nuestra existencia será una eterna primavera.
Estimado lector o escucha le invito a disfrutar de la primavera y de todas las estaciones del año, a vivir con plenitud cada segundo del día, a convivir en armonía con su entorno, a encontrar enseñanza en toda experiencia y a paladear con alegría el regalo de estar vivo.
Estoy seguro que si lo hace con amor será más satisfactorio, por favor, haga significativa la ¡primavera de su vida!