Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Esta semana se conmemora en todo el planeta el Día Internacional de la Paz, pretexto para magnificar coincidencias, sincronizar emociones y actuar como una sola persona en beneficio de todos, dejando de lado protagonismos, discursos y frases huecas.
Hacer un llamado al cese del fuego, pruebas atómicas y a la no violencia es vital para la sobrevivencia de la estirpe humana.
Hace unos días fuimos testigos de la brutal violencia en contra de personas de raza negra en los Estados Unidos de Norte América, lo cual ha traído consigo manifestaciones de repudio a lo largo y ancho de sus fronteras, a la suspensión de partidos de futbol soccer, basquetbol y futbol americano que ha cimbrado la conciencia individual y colectiva de esa nación.
En nuestro país hemos observado como se radicaliza el movimiento feminista que reclama solución a su petición de justicia, seguridad, equidad e igualdad.
En Chihuahua una disputa por el agua ha enfrentado a la guardia nacional con campesinos y se ha convertido en un latente riesgo de que el problema se “contamine” y provoque un estallido social de consecuencias no cuantificables.
En Michoacán nuevamente los “normalistas” han salido a las calles para secuestrar vehículos, tomar las vías del ferrocarril y retar a la autoridad.
La paz es indispensable para tener presente y visualizar el futuro con esperanza, es herramienta vital para enfrentar las amenazas que podemos ver con claridad y aun las que ocultas nos acechan, tal es el caso de la pobreza, desigualdad, hambre y enfermedad.
La intolerancia étnica, religiosa y de pensamiento; la brecha entre ricos y pobres, la creciente beligerancia político partidista son terreno fértil para manifestaciones xenofóbicas, invasión de países, construcción de bardas en las fronteras, bonanza de la industria de la guerra, creación de leyes que dividen opinión, generan odio, rencor, violencia y muerte.
Hoy la sociedad de todo el mundo sueña con hacer de la Paz un sentimiento que diluya diferencias, una herramienta que magnifique coincidencias, el pasaporte para transitar por la vida con seguridad y con calidad en un ejercicio permanente de Unidad en la diversidad.
Vale la pena destacar que la Paz no se logra por decreto gubernamental sino se conquista día con día al mediar entre antagonistas, al reconocer en las demás cualidades, al respetar diferencias y al tener conciencia plena que la paz empieza en el corazón de cada hombre y mujer.
Todos esperamos que otros actúen con prudencia, olviden afrentas y sentimiento de venganza, sean tolerantes y que nos acepten tal y como somos, pero olvidamos que si deseamos que la Paz sea una realidad debemos actuar nosotros ¡hoy, aquí y ahora!, de manera constante y responsable.
Que nadie se haga ilusiones de que la simple disminución de la violencia, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera.
No hay verdadera paz, si esta no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.
El camino más seguro para construirla será con el sano entendimiento de que en la diferencia puede haber unidad, de la permanencia del dialogo como estratégica medida para encontrar soluciones, diluir la intolerancia y el ejercicio del poder por el poder.
El Día Internacional de la Paz es oportunidad para que los líderes escuchen a su pueblo, se establezcan acciones permanentes de respeto a los derechos humanos, educar bajo principios de equidad, respeto, libertad, sustentabilidad y amor por los demás.
Hoy recordamos con especial afecto a la Doctora Alicia Rodríguez Fernández, Presidente Internacional de la Bandera de la Paz quien a lo largo de los años ha venido realizando una cruzada de hermandad por los cuatro puntos cardinales del planeta.
Con emoción evocamos el encuentro de emociones y de identidad que se dio en la ciudad de Morelia, hace más de veinte años, en protocolaria y emotiva ceremonia realizada en el Teatro Ocampo. Evento presidido por el entonces Secretario de Educación en Michoacán, Julián Rodríguez Sesmas, quien acudió con la representación del Gobernador de Michoacán, ahí la Doctora Alicia Rodríguez hizo entrega de la Bandera de la Paz a “Unicornios del arco iris”, CADI Monarca y Génesis AC para que le custodiarán y difundieran la filosofía de vivir respetando la “unidad en la diversidad”.
Con el transcurrir del tiempo se fueron sumando instituciones y liderazgos para crear la Coordinación Michoacán de la Bandera de la Paz, la cual se convirtió en el difusor más importante del sentimiento de identidad, armonía, respeto, inclusión y equidad en Michoacán.
Durante varios años, bajo su auspicio, se realizaron conferencias, talleres, seminarios, exposiciones, presentaciones de libros, conciertos y actividades asistenciales en las que involucraron a niños y jóvenes, adultos y ancianos sin protagonismos personales ni participación político partidista por lo que se convirtieron en un extraordinario “puente” de comunicación y hermandad con los diferentes sectores que integran a la sociedad michoacana.
Las tres esferas de la bandera de la paz nos recordaron permanentemente que la amalgama de “Quiero”, “Puedo” y “Hago” resulta indispensable para que se pase del escenario del discurso al trascendente ejercicio de los hechos.
Lamentablemente el cansancio de algunos, la desaparición física de varios de sus liderazgos y la “contaminación” de su quehacer causo la disminución y casi desaparición. Las visitas de Alicia Rodríguez se hicieron más espaciadas y empezaron a tener un tinte “oficialista” que incomodo a algunos y genero su éxodo para continuar de manera aislada realizando acciones de promoción de la cultura de la paz.
Apenas el año pasado, varias entidades y liderazgos a los que se agrego el Gobierno de Michoacán y el Arzobispado intentaron “revivir” el interés por construir una sociedad con valores e identidad por lo que realizaron el esbozo de un programa al que denominaron “Todos juntos por la paz”.
Lamentablemente, todo quedo en buenas intenciones y pocas acciones.
Hoy en día, son muchas las organizaciones e instituciones que conservan la Bandera de la Paz, entre ellas la Fundación Génesis, la mayoría de los planteles que integran al CECYTEM y al Colegio de Bachilleres, las Universidades La Salle Morelia, Latina de América e Internacional de las Américas, el Club Rotario Morelia Camelinas, la Delegación del IMSS – Michoacán, la Cámara de Comercio de Morelia, entre otros.
Estoy seguro que más allá de protocolos y convencionalismos quienes nos encontramos “hermanados” por la Bandera de la Paz y quienes integran a la sociedad de todo el mundo, ansiamos sincronizar emociones y corazones, sueños y esperanzas para que la paz a la que todos aspiramos se instale en la conciencia de todos quienes habitamos el planeta y se exprese con armonía, tolerancia, respeto y seguridad.
Gandhi afirmó “La paz no es el destino… la paz es el camino”
Hagamos un esfuerzo, aprendamos de las lecciones que la pandemia nos ha dado y seamos pacientes, humildes, responsables y pacificadores de ello depende el presente y futuro de la sociedad que habitamos La Tierra.
Estimados lectores los invitamos a que hagamos de la paz una constante y una forma de vida. Que así sea…