Richard Strauss (Múnich, 11 de junio de 1864-8 de septiembre de 1949) es considerado uno de los compositores más importantes de todos los tiempos, cuya obra influyó decididamente en el devenir de la música en general. Autor y director de orquesta, sus creaciones fueron de la predilección de diferentes públicos, desde el Romanticismo tardío del siglo XIX hasta el vanguardismo orquestal de mediados del siglo pasado.
Para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento del compositor alemán, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) ofreció en 2014 la Gala Strauss, la cual será transmitida el viernes 3 de septiembre a las 20:00 horas por el canal oficial de YouTube del INBAL (https://www.youtube.com/bellasartesmex) y las cuentas de Facebook del Instituto y de la OSN (/INBAmx y /osn.bellasartes.gob.mx, respectivamente), en el marco de la campaña “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Bajo la dirección de su titular, Carlos Miguel Prieto, la OSN integró en el programa tres de las grandes vertientes conquistadas por Strauss: la ópera, el poema sinfónico y el lied o canción alemana, a través de la Fantasía sinfónica sobre La mujer sin sombra, Una sinfonía alpina, Op. 64 y Cuatro últimas canciones, respectivamente.
En la Fantasía sinfónica de La mujer sin sombra, Strauss recuperó fragmentos de la mencionada ópera de 1919, con la cual no había quedado completamente satisfecho. En la década de los cuarenta, nuevamente la guerra hacía estragos en el compositor, quien mantuvo una relación conflictiva con el nacionalsocialismo alemán. Mermado en sus ingresos económicos, recurrió a sus éxitos operísticos, para lo cual en 1946 retomó La mujer sin sombra y realizó una serie de valses sobre ésta, con lo cual dio a luz a la Fantasía sinfónica de La mujer sin sombra, estrenada en Viena el 26 de abril de 1947 bajo la batuta de Karl Böhm.
A Strauss se le considera el autor que llevó al poema sinfónico a su más alta expresión. Su primera composición en este género data de 1887 (Desde Italia) y el último, de 1915, es precisamente Una sinfonía alpina, en la cual trasladó a la música sus impresiones del paisaje alpino en abierta referencia a la ciudad de Múnich –donde nació y creció–, para lo cual propuso una orquesta de enormes dimensiones, incluidos un órgano, cencerros y máquinas de viento y de truenos. Terminada en plena Primera Guerra Mundial, fue dedicada por su autor a la Orquesta de la Corte de Dresde, que la estrenó el 28 de octubre de 1915, bajo la dirección del propio compositor.
No menos importante fue su aportación al lied, la canción de concierto en el más puro estilo alemán que cultivó desde 1870. A lo largo de su vida tuvo un impulso importante para la creación de canciones en compañía de su esposa, la soprano Pauline de Ahna, para quien escribió numerosas obras. Sus Cuatro últimas canciones (Primavera, Septiembre, Hora de dormir y En el crepúsculo) son justamente el cierre de su carrera como compositor: una auténtica elegía a la vida, al amor y a la muerte. A fines de 1946 y principios de 1947 escribió En el crepúsculo, sobre un poema de Joseph von Eichendorff. En 1948 concluyó las otras tres, sobre textos de Hermann Hesse.
Para la interpretación de estas piezas, la OSN contó con la participación como solista de la soprano Susanna Phillips, ganadora en 2010 del Premio Beverly Sills de la Metropolitan Opera House y cantante invitada de las más prestigiosas orquestas de América y Europa. Ha actuado bajo la dirección de maestros como James Levine y Charles Dutoit. Importantes recintos como el Carnegie Hall de Nueva York o el Symphony Center de Chicago han sido testigos del talento de la intérprete.