Lic. Simón Baca Suárez
Recibida un saludo cordial estimada comunidad lectora de este medio informativo. Como es del conocimiento público, la Cámara de Senadores aprobó la propuesta de reforma constitucional para la elección por voto popular de los diversos cargos titulares del Poder Judicial de la Federación. Posiblemente este sea el inicio de la pérdida de la confianza ciudadana en el sistema de justicia mexicano, según las siguientes consideraciones.
El artículo 17 de la Constitución Política Federal estable al menos dos principios rectores del sistema de justicia que el Estado nos debe proveer: la independencia y la imparcialidad. Estos principios contrastan con lo que ya es sabido, estamos viviendo una nueva época de partido único o al menos de hegemonía de partido. Entonces, la desconfianza se actualiza cuando ha quedado determinado que será el Senado de la República -que en los hechos cuenta con una mayoría calificada- será el responsable de examinar, rechazar o aprobar las postulaciones a los cargos de la judicatura, antes de que la población se pueda manifestar con el voto de ratificación.
Lo anterior se entiende de la siguiente forma, no es cierto que la población en su cotidianidad podrá elegir a los mejores perfiles para ocupar el delicado mandato de la impartición de justicia, ya que solo podrán emitir sufragios en favor de las personas que sean colocadas en la lista que elaboré previamente el Senado, reiterando, aprobados mediante su mayoría calificada. Por tanto, existen elementos justificados para desconfiar de la honestidad e imparcialidad de quienes tengan la responsabilidad-potestad para elaborar dichas listas.
El Senado del República tiene una naturaleza eminentemente política-partidista, por tanto, cuando se afirma que una decisión es la mejor para el país, no están obligados a demostrarlo, simplemente se entiende que así lo decide el partido.
No obstante, la naturaleza del Poder Judicial es lograr la certeza de sus afirmaciones, las cuales quedan plasmadas en un documento que se llama sentencia y que debe quedar respaldado por lo actuado en el expediente.
Entonces, si el Senado de la República no es lo suficientemente racional, imparcial, objetivo y mesurado en la elaboración de las listas de personas que serán juzgadoras federales, puede generar ahora sí la pérdida de credibilidad social en las instituciones y sobre todo las que resuelven los casos de forma pacífica.
Es innegable que la problemática social persiste y persistirá en nuestro país, así que si las personas no confían en el sistema de justicia que el Estado les provee, seguramente optarán por dar solución a sus conflictos por otra vías como pueden ser la aceptación, el sometimiento, la resignación, o la ayuda de agentes externos que impongan por la vía de la fuerza una solución.
Esta reforma seguramente viene a socavar la confianza depositada en una institución que se había caracterizado por la seriedad, por el rigor de estudio y por la capacidad técnica de sus integrantes. Engañaron a la población mencionando que los tribunales trabajaban en el obscurantismo, cuando simplemente por el cuidado de su trabajo lo hicieron en la discreción y la mesura.
¿Usted cree que algún juzgador federal tendrá amplia libertad para ordenar la detención de actos atribuidos al ejército mexicano; toda vez que el ejército mexicano está subordinado al partido en turno; y que eso tendría consecuencias electorales? ¿Usted cree que alguna mujer tenga la confianza de ganar un juicio sobre acoso, violencia o alimentos frente a un legislador federal del partido en turno?
¿Usted cree que alguna persona que enfrente un juicio sobre propiedad, un pago de pesos, despido injustificado, frente a un amigo o familiar del titular del poder ejecutivo de alguna de las entidades federativas de este país, tengan la certeza de que puede enfrentarse con igualdad de armas? ¿Usted tiene la certeza de seguir recibiendo la misma cantidad de apoyos sociales, y que en caso de que los disminuyan habrá una instancia judicial que pueda ordenar al Ejecutivo Federal seguir suministrando los mismos recursos en apego del principio de progresividad?
Si usted frente a esos planteamientos hipotéticos y generales no ha estado convencido sí tendrá la confianza suficiente en el sistema de justicia, entonces podemos afirmar que la reforma acabó con la confianza ciudadana en el sistema de justicia. Lamentablemente olvidaron mencionarnos que lograr la igualdad de todas las personas también implica que podamos empeorar en las mismas circunstancias.