Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Estamos cada vez más cerca del fin de este tan “especial” año 2020, ha iniciado la cuenta regresiva para “acercarnos” a los festejos guadalupanos, de navidad y fin de año.
Una aspiración reiterada a lo largo de cada día es identificar la receta para lograr continuas satisfacciones, estar sanos, ser felices y aceptados por casi todos.
Por supuesto, que en entre todo ello destaca la nueva dimensión del tiempo, el incalculable valor de la salud, la necesaria convivencia con nuestras amistades, la solidaridad de nuestra familia, los nuevos códigos de comunicación y todo ello bajo condiciones económicas poco favorables para la mayoría de los mexicanos.
Al igual que éxito y belleza, la felicidad es un concepto muy personal, es muy difícil de describir y asegurar que se alcanzará mediante una “receta” pero soy un convencido de que tiene en común su inicio en cada uno de nosotros ya que es una decisión personal la actitud con la que enfrentamos cada uno de los retos que la vida nos “pone”.
De esta manera, es esencial proseguir con auto estima, luego con disciplina, constancia, capacitación permanente, congruencia, trabajo, trabajo y más trabajo.
Es conveniente recordar que para la mente es lo mismo pensar que actuar por lo que tener pensamientos positivos permite construir sólidas bases para alcanzar cualquier meta por difícil que parezca.
Es de gran ayuda buscar y encontrar siempre lo bueno, aún en la experiencia más incómoda y dolorosa, evitando la práctica cotidiana de la queja, hablar mal de otros o compararse con los demás.
Lo anterior porque sí la comparación es a nuestro favor, desarrollamos un falso sentido de superioridad; si es en nuestra contra, descartamos nuestros esfuerzos y progresos.
Parte fundamental de la receta es jamás olvidar reír, reír, reír, incluso de nosotros mismos.
No son pocos quienes afirman que la “risoterapia” logra espectaculares resultados en la búsqueda por mejorar la calidad de vida.
Es estratégico jamás pensar que todo lo sabemos, ya que la “volatilidad” y volumen del conocimiento obliga permanentemente a reaprender e incluso re direccionar nuestros paradigmas.
Es y será siempre sano no criticar, no cuestionar, ser optimista y lector de temas agradables buscando en lo posible empatía, magnificando coincidencias, diluyendo aparentes diferencias y haciendo de la unidad en la diversidad la mejor herramienta de convivencia con propios y extraños.
No olvidar que el exceso de confianza y la rutina aniquilan la creatividad, nos lleva a cometer errores y a detener nuestro proceso general de crecimiento.
Hay que salirse de la zona de confort para lograr metas superiores, con ello desarrollaremos habilidad suficiente que nos permita convertir los fracasos en aprendizajes y la adversidad en crecimiento.
Ubicar modelos de éxito que nos inspiren a imitarles, lograr igualarles, luego superarles, para volver a la búsqueda de nuevos modelos para generar un circulo virtuoso de superación permanente que nos debe hacer mejores seres humanos, extraordinarios amigos, padres o hijos, jefes o subordinados, lideres o seguidores, ciudadanos del mundo.
Expertos afirman que es fundamental expresar gratitud, cultivar optimismo, practicar actos de generosidad, fomentar las relaciones sociales, viajar y disfrutar de otros horizontes.
Aprender a que la crítica no te destruya y el elogio te desubique, saborear las alegrías de la vida y comprometerse con las metas.
La congruencia entre el pensar, decir y hacer hacen la diferencia entre los soñadores y triunfadores, demagogos y confiables, entre los exitosos y quienes solo aparentan felicidad.
Es deseable vivir con espiritualidad, sin que esto signifique fanatismo, sino una práctica profunda que nos permite conectarnos con el ser superior que rige nuestras vidas, cualquiera que sea nuestra concepción de él.
Alimentarse sanamente, hacer ejercicio, dormir suficiente y cuidar nuestro cuerpo en general harán más seguro el encuentro con la “felicidad holística” a la que todos aspiramos.
En ningún momento debemos dejar de bendecir al Creador por la vida, nuestra salud, familia, amigos y cotidianidad ya que sin esta “voluntad” divina sería “imposible” disfrutar de todos estos beneficios.
Estimados lectores… “El camino no es sencillo, pero es posible, así que los invito a comenzar con la esperanza de que esta “receta” les motive a agregar ingredientes y pasar al escenario de la acción”.