La pandemia por COVID-19 representa un parteaguas en la forma de alimentación de la gente, toda vez que hoy alimentarse de forma saludable es algo obligado para sostener la salud y la vida, y por ello impulsar la producción de alimentos orgánicos es un imperativo para el gobierno de la Cuarta Transformación, afirmó el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez Carrera.
El funcionario participó en la 16ª Conferencia del Ciclo Autosuficiencia Alimentaria e Innovación Tecnológica, que organiza la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, y que en esta edición se centró en el tema “Alimentos orgánicos”.
Resaltó el que tres millones de hectáreas en el país estén cultivándose de manera sustentable, ya sea con certificaciones y protocolos de cultivos orgánicos o con métodos que prescinden de agroquímicos, ya que esa superficie representa 10 por ciento de nuestras áreas de cultivo”.
Asimismo, destacó la importancia de promover un programa nacional de fomento a la agricultura orgánica.
El director general de Fomento a la Agricultura, Santiago Argüello Campos, en representación del titular de la Secretaría de Agricultura, Víctor Villalobos Arámbula, afirmó que para esta dependencia federal los orgánicos son prioridad, pues el Programa Sectorial 2019-2024 establece como uno de sus objetivos el incremento de prácticas de producción sostenible en el sector agropecuario y pesquero frente a los riesgos climáticos.
Para lograrlo, dijo, se impulsan estrategias de producción agrodiversas que contribuyen a alcanzar una alimentación más sana y mayor bienestar para las familias.
El presidente para América Latina de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM), Sven Shalit, refirió que en el subcontinente se tienen ocho millones de hectáreas de cultivos orgánicos (sin contar otros que son de agricultura sustentable, pero sin especificidad de orgánico) y aproximadamente 4.3 millones de orgánicos en áreas como acuacultura y forestería de recolección silvestre.
El mercado global de orgánicos, comentó, sumó 97 mil millones de dólares y la tendencia es ascendente. Hoy, 90 por ciento de las ventas de estos productos se concentran en Estados Unidos, Canadá y Europa, añadió.
El presidente de la Sociedad Mexicana de Producción Orgánica (Somexpro), Homero Blas Bustamante, afirmó que debido a la pandemia en el país se incrementó el mercado de proximidad, las entregas directas, los mercados locales y la demanda de alimentos orgánicos.
Expresó que el principal impacto de la producción orgánica está en el medio ambiente y en los productores de pequeña escala, quienes son emblemáticos de este sistema de producción: el beneficio ecológico va ligado a un impulso a la mano de obra familiar, al trabajo en pequeños predios y en una mejora en la calidad de alimentación para ellos y sus familias y los consumidores, además de que en algunos casos también se han incrementado sus ingresos.
Señaló que en México tenemos 700 mil hectáreas de producción orgánica y hay 100 mil más en proceso de convertirse a ese esquema. Si a ello se agregan superficies donde los métodos de cultivo son sustentables, ecológicos, aunque no certificadas como orgánicas, la suma total es de tres millones de hectáreas.
Actualmente, los productores orgánicos en el país son más de 200 mil, pero los que cultivan de manera amigable con el medio ambiente, en general, llegan al medio millón, dijo.
El director ejecutivo de Símbolo de Pequeños Productores (SPP Global) en México y vicepresidente para América Latina de IFOAM, Jerónimo Pruijn, consideró la necesidad de reforzar y promover la visión holística de los productores de pequeña escala como los protagonistas de la agricultura orgánica, puesto que hay agroindustriales que están incursionando en este tipo de producción pero manteniendo el monocultivo y las grandes superficies, lo que contradice el espíritu de lo orgánico (que es la armonía con el medio ambiente, las formas tradicionales y ancestrales de producción, el policultivo y una cercanía del productor y su familia con la tierra misma).
La representante del Tianguis Orgánico de Chapingo (TOCh), Rita Schwentesius Rindermann, indicó que este mercado, con 17 años de existencia, adaptó sus instalaciones y procesos como medida sanitaria frente a la pandemia.
Subrayó el esquema de certificación participativa que se ejerce en el TOCh y que implica un trabajo cercano de productores y consumidores, lo que garantiza la calidad orgánica de los productos que se comercializan.
El asesor de la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO), Miguel Tejero Villicañas, recordó los inicios de los movimientos pro orgánicos en el mundo, en los años 60 del siglo pasado, la presencia y multiplicación de agrupaciones de productores enfocados a este sistema en los años 80, y el hecho de que productores de pequeña escala de café fueron pioneros en México en el cultivo de orgánicos.
El director de Certificadora Mexicana de Productos y Procesos Ecológicos (Certimex), Taurino Reyes, expresó que 66 por ciento de las operaciones de certificación que realiza esta instancia ocurre con productores de pequeña escala, de comunidades indígenas.
El presidente de la Asociación de Organismos de Certificación Orgánica en México, Mauricio Soberanes, habló de la importancia de la legislación de orgánicos que tenemos en México, que es sólida, además de que hay esfuerzos en marcha por compatibilizar procedimientos con los principales mercados de mundo con el fin de contar con sistemas normativos de certificación más eficientes.