Uno de los personajes prácticamente desapercibidos en la historiografía mexicana fue el intelectual descendiente de la antigua nobleza indígena Faustino Chimalpopoca Galicia, quien tuvo una prominente participación en la defensa de los intereses comunitarios de las parcialidades indígenas de la ciudad de México, desde mediados del siglo XIX.
Para conocer la vida y la obra de este personaje, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), invita a la presentación de la novedad editorial “Faustino Chimalpopoca Galicia. Un intelectual indígena en el México decimonónico”, de Baruc Martínez Díaz, el jueves 6 de febrero a las 17 h. en la sede del instituto (Plaza del Carmen 27, San Ángel, 01000. alcaldía Álvaro Obregón).
Para comentar el volumen estarán presentes la historiadora e investigadora de El Colegio de México, Erika Pani, autora de “Para mexicanizar el Segundo Imperio. El imaginario político de los imperialistas”, el investigador del INEHRM, Raúl González Lezama, autor de “Cinco de mayo. Las razones de la victoria” y el autor.
Faustino José Chimalpopoca Galicia Luna nació el 15 de febrero de 1802 en el paraje Tecaxic, ubicado en el barrio de Ticic, hoy San Miguel, del pueblo de San Pedro Tláhuac. Es un personaje poco estudiado, quien destacó en la procuración de los intereses de los indios e intentos conciliadores en tiempos bien ingratos para sus pueblos y barrios.
Sin embargo, al descendiente de linaje noble indígena se ha vinculado más con su participación en el Segundo Imperio Mexicano, al haber sido el intérprete y traductor de Maximiliano de Habsburgo, y como autor de la declamación compuesta al emperador austriaco, con motivo de su entrada a la ciudad de México, el 11 de junio de 1864.
Así su composición: “El antiguo trono azteca, gran Maximiliano, te está esperando. La muy verdadera estirpe india no tiene qué ofrendarte, gran gobernante, sino sólo el bastón de mando de nuestro gran Moteuczoma”.
Defensor de los derechos indígenas, logró frenar el despojo de tierras
Faustino recibió sus primeras enseñanzas en náhuatl, estudió en el colegio de indios de San Gregorio y alcanzó el grado de licenciado en jurisprudencia en el Colegio de San Ildefonso y trabajó en el ayuntamiento de la ciudad de México; en 1852 y 1856.
Fue diputado suplente por el Estado de México y participó en el Congreso Constituyente de 1856-1857; fue profesor universitario y abogado, además de copista de documentos antiguos de los siglos XVI y XVII, con especial atención a aquellos dedicados a la historia y la cultura de la civilización mesoamericana, señala el autor del libro.“El 9 de noviembre de 1834, Faustino contrajo matrimonio con Francisca Oscoy Romero, originaria de Tlalnepantla, pero vecina de la Ciudad de México desde la edad de siete años, en la parroquia del Sagrario, adjunta a la Catedral de México. Siete hijos fueron fruto de este matrimonio, desde María Agustina, nacida en 1835, hasta Concepción Felicitas, nacida en 1854”, resalta Baruc Martínez.
Desde 1852, Chimalpopoca Galicia ejerció como abogado dentro de la administración federal. Fue ministro de la primera sala del tribunal, cuya misión era juzgar a los miembros de la Suprema Corte de Justicia. En 1858 ocupó el cargo de ministro letrado suplente del Tribunal de Guerra, durante el gobierno conservador de Miguel Miramón, instalado en la capital con base en el Plan de Tacubaya.
Como defensor natural de los bienes comunales indígenas trató de mediar contra las políticas anticomunales. En su natal San Pedro Tláhuac contribuyó a la defensa del territorio comunal, transcribió y tradujo al español sus Títulos primordiales. Obtuvo la colaboración del a Junta Protectora de las Clases Menesterosas para estudiar la situación agraria de sus pueblos circunvecinos.
Con las Leyes de Reforma promulgadas entre 1855 y 1863, las comunidades indígenas vieron la amenaza de terminar con la propiedad comunal de la tierra. En ese contexto, esas comunidades recibieron la noticia de la llegada del archiduque Maximiliano, segundo monarca de México, como una oportunidad para “reestructurar sus relaciones con el poder”.
Mas es importante subrayar, ello no significó, en el caso de Faustino Chimalpopoca, su alianza e identificación con la ideología conservadora de su época ni su servidumbre al monarca. Sus definiciones fueron más cercanas a la defensa comunal, a su religiosidad extrema y al respeto a la vida contra la violencia ejercida sobre los pueblos originarios.