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Exposición prolongada al sol sin protección causa daños en la piel: Hospital Juárez de México

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La exposición prolongada a rayos ultravioleta o UV que provienen del sol puede causar quemaduras y cambios en el ADN de la piel, ya que penetran las capas exteriores y dañan las células, afirman especialistas del Departamento de Dermatología del Hospital Juárez de México (HJM).

También puede causar lesiones como dermatitis solar hipocromiante, que se caracteriza por manchas blancas y cubiertas de fina escama que se desprende con facilidad; y el fotocontacto, una reacción desencadenada por la aplicación de ciertas sustancias en la piel y su posterior exposición a los rayos solares.

Otros problemas son la presencia de manchas múltiples de color marrón que aparecen en la cara; la queilitis o agrietamiento de los labios, debido a que algunos labiales actúan como alérgenos ante la exposición a los rayos solares, y cáncer de piel.

Uno de los expertos en la materia recomendó no exponerse al sol de forma directa y prolongada entre las 12:00 h y las 16:00 h por ser el periodo de mayor intensidad solar; entre más clara es la piel, mayor sensibilidad a los rayos UV.

Cuando la persona tiene que salir a la calle en esta temporada de calor es necesario usar sobrero de ala ancha que protege la cara, cuello y hombros, o sombrilla; blusa, camisa o playera de manga larga y lentes con filtro para luz ultravioleta; “los anteojos oscuros que no cuenten con estos filtros no tienen efecto protector”.

También debe aplicar crema con factor de protección solar (FPS) 30 o más, antes de la exposición y cada tres o cuatro horas para evitar la aparición de enrojecimiento e inflamación.

Después de haberse expuesto al sol, hay que ingerir abundante agua, aplicar crema hidratante con aloe vera y, quien hubiese sufrido quemaduras en la piel debe solicitar atención médica, de preferencia especialistas en dermatología.

Adicional a los daños en la piel, en esta temporada de calor aumentan los problemas oculares como conjuntivitis infecciosa, ojo rojo, lagrimeo y prurito ocular. En cualquier caso, lo recomendable es acudir a una valoración oftalmológica, evitar la automedicación, mantener la hidratación y no tocar la superficie ocular sin previo lavado de manos.

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