Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Todo se encuentra aparentemente listo para que durante los próximos días inicien las actividades del ciclo escolar 2023 / 2024 en el nivel de pre escolar, primaria y secundaria.
Los escolapios del nivel medio y superior ya se encuentran en plena actividad académica, desde hace algunos días.
Papelerías, tiendas departamentales, zapaterías, librerías y demás prestadores de servicios escolares están haciendo su “agosto” ante las compras de última hora que realizan los padres de familia con la esperanza de que este costo se convierta en “inversión” para el presente y futuro de sus hijos.
No son pocos quienes haciendo un esfuerzo extraordinario han inscrito a sus familiares en instituciones privadas por lo que han tenido que desembolsar importantes sumas de dinero para cubrir inscripción, primera mensualidad y otras cuotas obligatorias para su aceptación en la matrícula escolar.
Mucho tiempo, sueños, trabajo y recursos se han invertido queriendo inventar herramientas pedagógicas, alterando principios y valores e incluso reinventando la historia.
Todo ello bajo la premisa de mejorar la educación, pero, hasta el día de hoy, todo ha sido discurso y buenas intenciones ya que en la realidad seguimos ocupando los últimos lugares en lectura, razonamiento de problemas lógicos y matemáticos, sentido de identidad y pertenencia, en resumen… muchas palabras y pobres resultados.
En el momento actual, existe incertidumbre respecto al futuro de la tan llevada y traída entrega de los libros de texto gratuitos.
No se tiene claridad respecto a los efectos que este supuesto pudiera causar en el desempeño de los Maestros, la cantidad, calidad y tipo de conocimientos que se ofrecerá a los educandos.
Se anhela que aumente el numero de días de clases impartidas y disminuya la ausencia de los docentes para atender marchas, paros y demás manifestaciones que los alejan de las aulas.
Ahora que inicia esta nueva oportunidad escolar es importante aspirar a que cada quien realice su responsabilidad bien y de buenas, de esta manera los alumnos habrán de dedicarse a estudiar, cumplir con sus tareas, poner interés en aprender, consultar e investigar.
Los maestros deberán dignificar su noble tarea como formadores de conductas y personalidades, preparar sus clases, hacer uso de la tecnología para sacar el mayor provecho posible al tiempo que comparten con sus estudiantes, recordando que no son los dueños del conocimiento ni de la verdad absoluta por lo que deberán “acompañar” a sus estudiantes al encuentro con el conocimiento, siempre con inteligencia, sensibilidad, creatividad y responsabilidad.
Las autoridades educativas deberán hacer efectiva gestión ante las instancias estatales y federales para contar con los insumos necesarios para el desarrollo de las actividades escolares, realizar una eficiente y trasparente administración de los recursos humanos, materiales y económicos a su disposición, liderando con su ejemplo y congruencia la formación académica, intelectual y en valores que requieren sus escolapios.
A los padres de familia les corresponde acompañar el proceso educativo de sus hijos, enseñando y practicando valores, revisando el cumplimiento de las tareas escolares, asistencia a la escuela, el contenido de sus mochilas, alimentación y aseo personal, informándose permanentemente de todo cuanto tiene que ver con su desempeño y comportamiento para corregir a tiempo cualquier desvió, debilidad o inconsistencia ya que hacerlo al final del ciclo escolar suele ya no tener remedio.
Los gobernantes, de todos los niveles, deberán dotar en tiempo y forma de los recursos necesarios para el equipamiento de talleres, aulas y bibliotecas, para el pago de los salarios y estímulos pactados, incentivando siempre la superación profesional y humana de los mentores, la calidad y cantidad de conocimientos que se imparten, sin que siglas, colores ni caudillismos marquen preferencias o veto alguno.
Es necesario que exista congruencia y compromiso auténtico para brindarle a la educación la atención y recursos económicos necesarios para construir el modelo del país al que aspiramos.
Un nuevo ciclo escolar está por iniciar y con ello la oportunidad para contribuir al desarrollo de México a través de la educación de los niños, jóvenes y adultos que asistirán a las aulas por los cuatro puntos cardinales de la geografía nacional con la esperanza de enriquecer su formación académica y humana.
La educación NO se debe politizar, ni se debe excluir a nadie.
La UNICEF afirma que: “Todos los niños tienen derecho a ir a la escuela y aprender, sin importar quiénes sean, dónde vivan o cuánto dinero tenga su familia”
Desde el fondo del corazón deseo que este ciclo escolar sea plataforma para el desarrollo de nuestra sociedad, para el crecimiento del talento y competitividad de todos los involucrados en este importante proceso de la educación, de ello depende el presente y futuro de nuestro país.