El Porvenir de Cuitzeo

“El Médico es un hombre que se asoma sobre otro hombre, en un afán de ayuda, ofreciéndole lo que tiene, un poco de ciencia, y un mucho de comprensión y simpatía” Dr. Ignacio Chávez Sánchez.

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Dr. Rogelio Díaz Ortiz

Durante la presente semana se festejo el “Día del Médico” por lo que quienes nos dedicamos a esta noble profesión recibimos manifestaciones de respeto y cariño de parte de nuestros pacientes, amigos, familiares y de la sociedad en lo general.

A lo largo de la historia de la humanidad la profesión médica ha ocupado un lugar “especial” en la sociedad debido, entre otras cosas, a su permanente “contacto” con la salud y la enfermedad, con la vida y la muerte.

La participación del médico en todo tipo de actividades relacionadas con el beneficio de su comunidad solo es equiparable a la que realizan los Maestros y Sacerdotes del lugar.

La historia antigua y contemporánea posee incontables testimonios de este hecho.

Este 2023 ha sido un festejo agridulce ya que por una parte se paladea la satisfacción del deber cumplido, pero por otra se sufre la impotencia de NO contar con las mejores condiciones para el desempeño de la profesión.

A pesar de lo que se declare sigue habiendo desabasto de medicinas, material de curación y quirúrgico que afecta, lo mismo en lo privado que en lo público.

La promesa de establecer un sistema de salud “mejor” que el de Dinamarca causa hilaridad y se encuentra muy lejano de cualquier posibilidad cercana ya que los Hospitales Públicos carecen, en muchos casos, de equipos de RX que funcionen, Laboratorios Clínicos equipados y abastecidos de reactivos e insumos necesarios para su correcto funcionamiento, así como de elevadores que no pongan en riesgo a sus usuarios.

La desaparición del Seguro Médico Popular, la aparición del INSABI y su posterior extinción para convertirse en IMSS BIENESTAR ha provocado confusiones, inoperancia, desajustes e incontables molestias a los Médicos y usuarios.

Sigue haciendo falta personal médico en muchas clínicas y consultorios del país ya que los salarios ofrecidos por el gobierno no son atractivos y los riesgos de seguridad son altos.

Ante la falta de medicamentos para atender el cáncer, el dolor e incluso para brindar anestesia, algunos médicos se han puesto en el “ojo del huracán” ya que, al buscar contar con estos insumos, para atender a sus pacientes, han sido acusados de narcotraficantes, padeciendo de las consecuencias legales de esta aseveración.

El profesional de la medicina es un ser humano que se ha comprometido con la humanidad, a no dañarle, preservar la vida, honrar a sus maestros y enseñar a sus alumnos, a que la salud de sus pacientes sea el paradigma primario de su actuar, a no traicionar jamás la confianza de su paciente ni comentar a otros lo que en consulta le ha sido informado, a ver a sus colegas como sus hermanos, a intentar siempre coadyuvar a que su paciente tenga calidad y en lo posible cantidad de vida, acompañarle en el momento de su partida de este plano físico siempre respetando sus derechos, voluntad y dignidad.

Hoy los planes y programas de estudios en las Escuelas y Facultades de Medicina se encuentran en constante revisión ya que mientras algunos “apuestan” por la “tecnificación”, otros consideran que debe mantenerse la clásica escuela clínica que magnifica el darle valor a interrogar y explorar cuidadosamente al paciente, estructurando una Historia Clínica completa e integral de donde se partirá al diagnóstico y posterior tratamiento.

El constante aumento en el volumen de información médica ha obligado al surgimiento no solo de especialidades, sino de un creciente numero de subespecialidades, pero esto NO debe estar alejado de los conocimientos y principios básicos del ejercicio médico.

La luz de un experto no podrá eclipsar jamás el valor de trabajar en equipo. Se debe recurrir a ellos para enriquecer la visión del caso y sobre todo para brindarle al paciente todo lo necesario para mantener o restablecer su salud.

A lo largo del tiempo, en el ejercicio de la medicina, he tenido la satisfacción de recuperar la salud de muchos, pero también he sufrido la impotencia de no poder hacer nada para evitar la muerte de algunos.

He tenido momentos de dudas en los que me pregunté ¿por qué soy médico?, como cuando sufrí la partida de mis padres o de mi hermana PERITA, pero la respuesta la he encontrado en la sonrisa y lealtad de mis pacientes o el agradecimiento de sus familiares, aunque quizá la manifestación más contundente ha sido cuando participe en la “recepción” de mis hijos y nieto a la vida.

Reconozco que, a lo largo de 44 años de ejercer la Medicina, jamás me he sentido solo ya que he contado con la bendición del acompañamiento del Creador, por lo que me ha tocado ser testigo de “milagrosas” recuperaciones solo comprendidas bajo el marco de la fe.

Prácticamente en el retiro, hoy más que nunca, estoy convencido de que si volviera a nacer y tuviera que decidir a que dedicarme escogería sin dudar ser Médico y formarme en las aulas nicolaítas, en las clínicas y hospitales de Michoacán.

Con cariño y nostalgia evoco a quien me enseño que… “La medicina es la mas humana de las ciencias y la más artística de las humanidades”

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