La conferencia Santa Anna y los proyectos culturales de los gobiernos santanistas de 1841 a 1844 se presentará el próximo 15 de diciembre a las 18:00 horas, impartida por el doctor Will Fowler y presentada por el comunicador Nicolás Alvarado, como parte de las actividades en torno a la muestra Estampas de un Teatro del México del siglo XIX, que actualmente se expone en la sala El Rincón del Tiempo del Palacio de Bellas Artes.
La conferencia del doctor Fowler, especialista en historia de México del siglo XIX, abordará la etapa histórica en la que nace el teatro más importante de dicha centuria, el Gran Teatro de Santa Anna, la cual se transmitirá a través del canal oficial de YouTube del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) y en la página de Facebook del INBAL: /INBAmx, y del Palacio de Bellas Artes: @palaciobellasartesoficial, en el marco de la campaña “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Con la inauguración del Gran Teatro de Santa Anna, el sábado 10 de febrero de 1844, se cumplió el anhelo de la sociedad capitalina de contar con un recinto de gran elegancia, concebido para ser cómodo y funcional en el que confluyeran ópera, teatro y música; en él se realizaban banquetes y bailes en el patio de cristales y en la sala de espectáculos al retirar la butaquería de luneta. En este espacio se festejaban las fiestas patrias, con la presencia del presidente de la República y su gabinete.
A lo largo de sus casi 57 años de vida, el teatro recibió diversos nombres, algunos de ellos se debieron a los momentos políticos que vivía el país. Nació como el Gran Teatro de Santa Anna; a su caída se le llamaría Gran Teatro Nacional y luego llevaría el nombre de la calle donde estaba ubicado: Teatro Vergara. En 1853, repuesto Antonio López de Santa Anna en la presidencia, volvió a llevar su nombre. A partir de noviembre de 1863, durante el Segundo Imperio, con Maximiliano en el poder, recibió el título de Teatro Imperial. En 1867, una vez restaurada la República por Benito Juárez, retorna a Gran Teatro Nacional, que ya para finales del siglo XIX será conocido simplemente como Teatro Nacional.
En él hizo su debut Ángela Peralta y se escuchó por vez primera el Himno Nacional Mexicano el 16 de septiembre de 1854; hizo su aparición el fonógrafo y se exhibieron vistas del cinematógrafo Lumière, por mencionar algunos de los múltiples sucesos ocurridos en el histórico Teatro Nacional.
A inicios del siglo XX, aquel sobrio edificio neoclásico fue demolido para prolongar la calle 5 de Mayo, limitada por las pilastras y muros del teatro, para que desembocara en la calle de Santa Isabel, hoy Eje Central Lázaro Cárdenas. En lo que fueron los terrenos del Convento de Santa Isabel, el gobierno porfirista decidió construir un nuevo Teatro Nacional como parte del proyecto arquitectónico de embellecimiento de la capital de la República, con motivo de la conmemoración del Centenario de la Independencia Nacional de 1810. La construcción se inició en 1904. Sin embargo, esta no concluyó a tiempo para los festejos. Tras treinta años de espera, el nuevo Teatro Nacional vio la luz el 29 de septiembre de 1934, con el nombre de Palacio de Bellas Artes.