Dr. Rogelio Díaz Ortiz
En los próximos días iniciará un nuevo ciclo escolar bajo condiciones “especiales” provocadas por los efectos de la pandemia.
Existen serias dudas respecto al resultado que se obtendrá de la aplicación de un modelo hibrido que sugiere la combinación del espacio virtual con el aula presencial.
Se espera que las autoridades educativas hayan “aprendido” de los aciertos y errores en el cierre del pasado ciclo escolar para que ahora la educación a distancia se transforme en una opción de calidad y resultados.
Hoy seguramente se han dado cuenta que se requiere de un equipo de trabajo multidisciplinario para crear, corregir y enriquecer contenidos, establecer y operar una plataforma dinámica, rápida y amistosa, armonizar el proceso de comunicación del tutor con sus estudiantes.
El reto no es nada sencillo, sobre todo cuando el modelo de educación a distancia esta soportado en el uso de las tecnologías de la WEB 02 y por tanto obliga al Tutor y al estudiante a contar con Internet, una computadora, Tablet o teléfono “inteligente”.
El incremento sostenido en el uso de las redes sociales y el internet no conoce fronteras ni se limita por el idioma o la edad. Su “contacto” primario se da a través de un teléfono celular o una computadora, instrumentos de comunicación cada vez más “cercanos” a todo tipo de población.
De tal manera, que se requiere de un amplio conocimiento de su uso y aplicación, además de reconocer que los programas de estudio requieren ser estructurados tomando en cuenta marcos psicopedagógicos y las características de los medios tecnológicos que serán empleados.
Es relevante considerar que los contenidos educativos que se tienden a emplear en la educación virtual deben atractivos, útiles y flexibles en su estructura pedagógica sin olvidar que su objetivo es reforzar el encuentro con el conocimiento y formar alumnos con destrezas que les permitan asumir los requerimientos del aprendizaje individual y colaborativo.
Ante ello, el gobierno federal “apuesta” por llevar este proceso a través de la señal de televisión abierta, dando por hecho que en cada hogar del país existe un o varios televisores, lo cual no es necesariamente cierto.
Hace años se hizo el mismo intento llevando los programas de alfabetización a la televisión sin que el resultado fuera positivo, sino que muchos lo calificaron como un fracaso.
La “nueva realidad” ha redimensionado a la educación a distancia al convertirle en una opción que “acerca” en la distancia y hace posible la continuidad del proceso enseñanza / aprendizaje.
Este modelo educativo tiene en el “centro” del proceso al estudiante, pero como piedra angular al Tutor, el cual requiere contar con características y competencias especiales para desempeñar con éxito su rol en el acompañamiento del estudiante a su encuentro con el conocimiento.
El tutor debe tener sólida formación académica y vocación por la docencia. Es el responsable de favorecer que los alumnos participantes se sienten cómodos con el uso de la plataforma y de las herramientas de la WEB empleadas en el desarrollo de las actividades académicas y si es necesario les debe orientar en su uso. Debe ser creativo para evitar caer en rutinas que disminuyan la calidad del conocimiento y provoquen el “aburrimiento” del alumno e incluso su éxodo anticipando de la institución.
Para ello, debe iniciar con actitud positiva, humildad para aprender a aprender, generar ejercicios de empatía con sus alumnos, estar dispuesto a utilizar los nuevos códigos de comunicación y a permanentemente actualizar sus conocimientos.
Como se puede percibir no es nada sencillo y habrá sin duda “resistencia al cambio”, pero querer es poder.
Las instituciones públicas y privadas que se dedican a la educación tienen que evolucionar o desaparecerán.
Hoy es una nueva oportunidad que requiere del compromiso auténtico de las autoridades educativas para gestionar la mayor cantidad posible de recursos, ante las diferentes instancias federales, para que se pague en tiempo y forma a los recursos humanos bajo su responsabilidad, para que se mejore la infraestructura y equipamiento de laboratorios, talleres, bibliotecas y plataforma virtual, aunque ello lleva implícito su obligación de administrarlos con responsabilidad, eficiencia y transparencia acompañados de rendición de cuentas.
A los docentes corresponde cumplir con su labor de formadores de carácter y conciencia de los millones de niños y jóvenes bajo su tutela académica. Para ello es necesario que preparen sus clases, que estén atentos y siempre dispuestos a ser facilitadores, guías, conductores, motivadores y couches para el encuentro de sus alumnos con el conocimiento.
A los Padres de Familia les toca estar atentos a la presencia diaria y puntual de sus hijos para su encuentro con el conocimiento, sin importar si es a través de una Tablet, una computadora, un ciber, la televisión o un teléfono inteligente. Deben acompañarlos en el cumplimiento de las tareas escolares, evitar delegar su obligación como educadores de sus hijos ya que los valores fundamentales para la vida provienen de cada hogar y del ejemplo de la congruencia que ahí aprenden.
A los estudiantes les compete poner atención, convivir de manera respetuosa con sus compañeros, presenciales o virtuales, dejando de lado cualquier expresión de violencia o bullying, sin olvidar que esta “como quiera que sea” es una oportunidad de adquirir conocimientos en cantidad y calidad, de ello dependerá su presente y futuro en la vida.
De manera genuina espero que el presente ciclo escolar se caracterice por más acuerdos que diferencias; por mayor presencia en las aulas, presenciales o virtuales, que ausencias; por el relato de logros y triunfos dejando de lado siglas, colores, caudillismos e intereses alejados al sagrado derecho de acceso a la educación… que así sea.