En el Museo de Arte Moderno (MAM), recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instancia de la Secretaría de Cultura federal, continúa en exhibición la muestra Abraham Ángel: entre el asombro y la seducción, primera gran revisión del trabajo de este artista mexicano en más de 35 años, la cual llegó al MAM después de su éxito en el Museo de Arte de Dallas.
A la entrada de la Sala A, donde se encuentra la exposición, un autorretrato da la bienvenida al público que asiste a recorrer la colección. “Esta es una clara muestra de la invitación que el artista Abraham Ángel hace al espectador para conocer sus gustos, su historia y su propio contexto”, dice el curador de la muestra, Mark A. Castro.
Ante la pregunta: ¿quién fue Abraham Ángel?, cabe señalar que nació en México en 1905. Es considerado uno de los artistas más destacados de su generación. Durante su breve carrera, de tan solo tres años, desarrolló un estilo único que capturó con éxito los rápidos cambios de la sociedad y la cultura del México de principios del siglo XX.
A los 16 años Ángel conoció al pintor Adolfo Best Maugard, quien había desarrollado un método de dibujo basado en la combinación de siete elementos básicos del diseño. El sistema educativo de este sistema consiste por su mensaje subyacente de que cualquiera podía aprender a crear obras de arte convincentes con la formación adecuada.
Así, Abraham Ángel se unió a una generación de jóvenes estudiantes y artistas que exploraron el potencial del Método Maugard, y su influencia es evidente en sus primeros trabajos. Durante los dos años siguientes, mientras Ángel se sumergía en la escena cultural de la Ciudad de México, desarrolló un lenguaje y un estilo visual distintos.
Y aunque su obra en ocasiones se vio ensombrecida por su trágica muerte ocurrida en 1924 –a la edad de 19 años–, las convincentes pinturas de Ángel consolidaron su estatus como un creador fundamental en la historia del arte mexicano moderno e hizo de su figura una inesperada leyenda en el circuito artístico y cultural del país en las primeras décadas del siglo XX.
Reuniendo casi todas sus piezas sobrevivientes, la exposición que alberga el MAM hace una revisión de la obra del artista, de su estilo único en la pintura de paisaje, del retrato, del autorretrato y de escenas de género.
Es decir, los visitantes pueden apreciar las 20 obras identificadas que se conservan del autor y varias reproducciones fotográficas de los cuatro cuadros del artista que se creen perdidos y que hacen la totalidad de su obra.
Al recorrer la muestra, el público puede conocer también los aspectos fundamentales de la vida del artista: sus relaciones familiares, su relación sentimental y la fascinación por el cuerpo masculino que se puede apreciar en el retrato del artista o en el Retrato de Hugo Tilghman (1924), respectivamente.
En el cuadro titulado La familia (1924), Abraham Ángel explora las fronteras entre lo privado y lo público y es un ejemplo de su estilo inicialmente derivado del Método Best Maugard y cercano al fauvismo francés. En él, la sencillez de las formas y la intensidad de los colores proveen fuertes contrastes expresivos; el universo público de la familia cubre, sutilmente, la vitalidad de las pasiones que con meros gestos y miradas contenidas se revelan ante el espectador.
Otras obras que atisban en los mismos conceptos son La chica de la ventana (1923) y el Retrato de Cristina Crespo (1924).
“Siempre que hago la curaduría de una exposición de este tipo, donde se rescata del olvido a artistas que están fuera del mainstream, pienso que tras verla montada y con el público visitándola, sigue un trabajo más que recae en la responsabilidad de investigar más y descubrir más a este tipo de personajes importantes para entender el arte moderno en México”, dice Mark A. Castro.
La exposición Abraham Ángel. Entre el asombro y la seducción se presenta en el Museo de Arte Moderno (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec) hasta el 14 de julio de 2024.