Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Se acerca el invierno y con ello la llegada de “frentes fríos”, por lo que se potencializa la necesidad de cuidar nuestra salud, especialmente nuestras vías respiratorias, ya que suele ser temporada en que bacterias, virus y otros micro organismos esperan la menor oportunidad para expresarse como enfermedad.
Influenza, gripe y COVID son algunos de los padecimientos que requieren de nuestra atención, para evitar que las esperadas fiestas de fin de año las pasemos en cama o alejados de la posibilidad de convivencia, afectados por algún padecimiento.
La apatía de algunos, indolencia e irresponsabilidad de otros, nos colocan en alta vulnerabilidad. No son pocos quienes de manera presuntuosa y jocosa afirman “a mi no me puede pasar”
Lamentablemente hemos “bajado la guardia” dejando de lado medidas primarias de prevención, acudimos y participamos en encuentros masivos sin ninguna protección, volvimos al “contacto” personal sin cuidado, dejamos de lavarnos las manos con frecuencia y seguimos poniendo en duda la utilidad de las vacunas.
Parece que olvidamos que una de las lecciones más importantes fue la de generar ejercicios de convivencia que respeten a quienes nos rodean, aquello de “yo me cuido para cuidarte” ha quedado como letra muerta.
Viajamos en transporte público, avión, autobús, metro, taxi, en el que convivimos con quienes tosen e incluso escupen el piso sin ningún pudor, esperando incluso algún reclamo para iniciar una reyerta.
Hemos “minimizado” los estragos causados por la pandemia y pareciera que está no nos hubiera dejado lecciones para evitar que todo, absolutamente todo se ponga en riesgo.
Se han documentado múltiples efectos secundarios, post pandemia, en la fisiología de quienes padecieron la enfermedad, podríamos mencionar cambios en la microcirculación, crecimiento del corazón, alteraciones en la coagulación, “lentitud” inmunológica y “Niebla cerebral” caracterizada por dificultad para pensar y concentrarse
Siguen existiendo muchas preguntas para las que no tenemos respuestas, seguimos “adaptándonos” a nuevos códigos de comunicación y requerimientos laborales, a cambios surgidos sin pensarlos, pero que en un ejercicio de resiliencia se han convertido en parte de nuestra cotidianidad.
Estamos conscientes del surgimiento de nuevas cepas de bacterias y virus que retan la inteligencia y el desarrollo científico, obligando al permanente mantenimiento inmunológico, a través de vacunas más duraderas y de casi infinita cobertura.
Los virus, bacterias, hongos y demás micro organismos son seres vivos que evolucionan, mutan y sobreviven de manera natural, sin olvidar la perversidad de algunos para artificialmente manipularles y utilizarles para fines oscuros.
Esta en cada uno de nosotros aprender y evolucionar, aunque es tarea del gobierno la atención de la salud, es responsabilidad personal prevenir y/o atender a tiempo las enfermedades, actuar con respeto y empatía con nuestro entorno, pensar y actuar en positivo para aspirar a tener un presente sólido y construir un futuro con esperanza.
Se acerca diciembre y con ello las posadas, las reuniones de fin de año, los encuentros con la familia y amigos, la posibilidad de aprovechar las vacaciones para trasladarnos a otras latitudes.
Les invito a que esto y mucho más, lo hagamos cuidándonos para con ello también cuidar a los demás, nada nos cuesta cerrar el año bien y de buenas, felices y sanos.
Apreciado escucha y/o lector, usted tiene la última palabra.