Con una serie de artículos que arrojan nuevas luces sobre su vida, historia y memoria, la revista Arqueología Mexicana dedica su edición especial No. 119 a Cuauhtémoc. “Descendió como águila”, en coincidencia con la exposición vigente en el Museo del Templo Mayor (MTM) y la víspera del quinto centenario luctuoso del último tlatoani mexica que dirigió los destinos de Tenochtitlan y de Tlatelolco, en sus momentos más aciagos.
La presentación del volumen se efectuó el 4 de febrero de 2025, en dicho recinto museístico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), órgano de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, donde los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y Patricia Ledesma Bouchan, así como los historiadores Salvador Rueda Smithers, Miguel Pastrana Flores, Antonio Saborit García-Peña y María Castañeda de la Paz abordaron sus contenidos.
El investigador emérito del INAH, Eduardo Matos, comentó que la publicación sintetiza las conclusiones de un seminario académico que tuvo lugar en el Museo Nacional de Antropología, cuyo objetivo primordial fue revisar lo escrito y lo aún por decir sobre este personaje, cuya relevancia histórica, entre otros aspectos, radica en haber coordinado la defensa militar de las ciudades gemelas, en 1521, ante el asedio del ejército de la coalición indoespañola, encabezada por Hernán Cortés.
“La aparición de esta edición coincide con la fecha en que fue ejecutado Cuauhtémoc, el 28 de febrero de 1525, en el poblado de Itzamcánac, después de que Cortés lo sometiera a un juicio sumario. Inclusive, esto molestó a algunos de los españoles que formaban parte de la expedición a Las Hibueras, porque consideraban que no existían pruebas suficientes sobre una supuesta rebelión y, por tanto, su ahorcamiento –junto al de otros nobles mexicas, como su primo, el señor de Tacuba–, era injusto”, señaló el arqueólogo.
En el conversatorio, moderado por la directora del MTM, Patricia Ledesma, el editor de Arqueología Mexicana, Enrique Vela, comentó que, en los últimos años, la revista ha dedicado varios números a revisar el devenir del pueblo mexica en el contexto de la invasión, enfatizando el papel desempeñado por Moctezuma Xocoyotzin, los presagios y los hechos mismos de la conquista. En estos momentos, anunció, se prepara una edición dedicada a los 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan.
Respecto al número biográfico dedicado a Cuauhtémoc, este abre con dos artículos escritos por los expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México, María Castañeda y Miguel Pastrana. Ambos compartieron con el público los estudios genealógicos sobre el huey tlatoani, así como los etimológicos, que han permitido proponer un nuevo significado de su nombre.
La investigadora recordó que Cuauhtémoc accedió al trono en 1520, tras la muerte de su tío Cuitláhuac, por viruela. Su legitimidad política, dijo, recayó en su anexión al bando de nobles encabezado por Cuitláhuac y el desarrollo de la contienda; su carácter belicoso y su doble ascendencia, al ser hijo del tlatoani tenochca Ahuízotl y la noble tlatelolca Tiyacaptzin.
“Todo invita a pensar que no había candidatos vinculados con el linaje de Axayácatl, ya sea porque sus miembros estaban del lado español y huyeron de la ciudad durante la Noche Triste, o porque fallecieron en la fuga o por la virulencia de las nuevas enfermedades”, indicó Castañeda de la Paz.
Por su parte, el nahuatlato Miguel Pastrana argumentó que el significado simbólico de Cuauhtémoc se encuentra en la etimología de la palabra y no en los signos logográficos con los que se escribe: “Sin duda, la idea detrás del nombre es ‘descendió como águila’, que alude a la condición depredadora y cazadora del ave, la cual era reproducida por los guerreros de elite mexica”.
El historiador también abordó la turbulenta infancia y juventud del personaje quien, posiblemente, nació entre los años 1497 y 1499, y quedó tempranamente huérfano de padre; experimentó las grandes inundaciones de Tenochtitlan y la renovación del tiempo, en 1507, con el encendido del Fuego Nuevo, y vivió y participó del expansionismo mexica. Siendo todavía adolescente, tuvo su primera batalla en las tierras de Oaxaca y, al poco tiempo, era nombrado tlacatecatl, un dirigente militar.
Finalmente, los directores de los museos nacionales de Historia y de Antropología, Salvador Rueda y Antonio Saborit, respectivamente, coincidieron en que la figura de Cuauhtémoc fue elevada a las aras de la historia nacional en el siglo XIX, bajo el cobijo del romanticismo. Fue toda una generación de anticuarios la que asumió la construcción de la antigüedad mexicana en el nombre del patriotismo criollo. Uno de ellos, Carlos María de Bustamante, se empeñó en la construcción romántica de la figura de Cuauhtémoc, concluyeron.