La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), presentaron Escritura e imposibilidad, de Nicolás Rivera: libro que parte desde la poesía del autor veracruzano Jorge Cuesta y versa sobre la escritura del lenguaje, tomando como soporte algunos aspectos que se desprenden de las propuestas de Sigmund Freud y Jacques Lacan.
En la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, donde se realizó la presentación editorial, asistieron, además del autor, las psicoanalistas Liora Stavchansky y Helena Maldonado Goti, moderadas por Lorena Nájera.
En su participación, Liora Stavchansky refirió que Nicolás Rivera está atento a la literatura y lo hace con la poesía de Jorge Cuesta, pues juega con el lenguaje y sus enunciados: “De lo que se trata es de concebir la interpretación de manera no habitual”.
También refirió que el autor invita a trastocarnos, escribirnos y leernos en su texto, mismo que nos presenta el displacer “introduciendo cantos, poemas, cuerpo y letras que permiten escuchar el esqueleto del texto en los espacios lúdicos, precisamente, de la pulsión”.
Por su parte, Helena Maldonado reflexionó sobre los símbolos y la poesía de Cuesta, poeta que Rivera enfatiza en su libro, visto a través del psicoanálisis: “El carácter subversivo del psicoanálisis, pues, radica tanto en su interés y su fascinación por la locura como en el lugar que le otorga a la ficción, el cual, como había dicho Cuesta, puede ser liberador. El libro Escritura e imposibilidad plantea problemas que se relacionan con estas cuestiones”.
El autor compartió el interés y el acercamiento que tuvo con la obra del poeta nacido en Veracruz y los planteamientos que culminaron en su libro: “Algo que me atrapo primeramente es su vida, los acontecimientos: me atrapa su historia, y después, su poesía”.
Por último, destacó que, a pesar de que la mayoría de los acercamientos hacia Jorge Cuesta parten desde cierta estigmatización, varios artistas, poetas e intelectuales de su época lo consideraban un maestro: “Me parece que está adelantado, como esta escritura que aún en nuestros tiempos casi siempre apunta a que tenemos que comprender lo que escribimos, debemos saber de qué se trata. Con Cuesta no hay esa comprensión, es difícil que aparezca, y él aun así también lo propone”.