Ser ceramista llamó la atención de la artista visual Perla Camacho, afirma que en dicha actividad encuentra un reto constante de aprender a dialogar con ese material.
En entrevista, Camacho relata que gusta de hacer cerámica contemporánea y escultura artística, ambas relacionadas con su entorno y con lo que observa en la sociedad y la cultura, además de transmitir sus conocimientos de este arte entre público de todas las edades.
Su atracción por dicho material surgió cuando estudiaba Artes visuales en la Universidad Veracruzana, y desde 2018 tiene su taller El aguacate, en el que trabaja junto con su pareja Gibrán Tanos, también ceramista.
El aguacate, relata, es un taller permanente; son grupos pequeños para poder darles la atención que necesitan y continúan el tiempo que gusten, así que su estancia puede ser de años. Actualmente, tiene cupo lleno.
“Tenemos cuatro grupos para adultos en los que enseña Gibrán Tanos y un grupo para niños y adolescentes entre 6 y 15 años en el que Magui Tanos, licenciada en Educación, les enseña construcción manual, a realizar sus proyectos y esmaltar sus piezas”, explica.
Si bien en El aguacate se trabaja en colectivo, la artista también tiene su espacio y marca personal. “El taller es el espacio donde nos dedicamos principalmente a dar clases a alumnos que tienen o no qué ver con las artes visuales y los vamos guiando, de acuerdo con los proyectos que deseen realizar. Mientas que PECA es mi marca personal, así estoy registrada como Perla Camacho, donde actualmente trabajo con cerámica utilitaria”, menciona.
La alquimia en la cerámica
Originaria de la Ciudad de México, pero radicada en Xalapa, Veracruz, Perla Camacho comparte que cuando conoció la cerámica y comenzó a trabajar con ella, se dio cuenta de que es una técnica complicada.
“Es como una alquimia, es manejo de elementos químicos, muchos óxidos. Se ve la transformación de la materia cruda a la materia cocida, en la cual uno no puede controlar completamente el proceso. Puedes aplicar rojo de hierro y quedar café, verde o azul, depende mucho de con qué otro químico se mezcla”.
Fue durante una residencia en Morelia, Michoacán, cuando quedó prendada de este arte: “Desde entonces ha sido mi pasión y no me he salido de esta línea”.
Por el momento, comenta, se dedica a la cerámica utilitaria, debido a que recibió pedidos de restaurantes, entre otros, para hacer piezas para mixología y vajilla, los cuales tienen un propósito meramente utilitario, así que ella busca no abandonar el lado artístico que es su línea.
Para cumplir con este compromiso, Gibrán y ella tuvieron que volver a aprender pues tenían que hacer todo de forma manual, se enfrentaron a una elaboración en serie en la que descubrieron cómo hacer los moldes, la pasta de vaciado para repetición, pero sobre todo el reto de cómo empatar los esmaltes con el cuerpo de arcilla.
“Le llamamos esculturas gastronómicas a estas piezas que igual y tienen un poquito de ergonomía y utilidad que tal vez un diseñador industrial pueda buscar en primera instancia, pero evocan más hacia el platillo, como que le dan un brillo especial que no se consigue en otras casas productoras”, asegura.
Gracias a su trabajo en 2019 ganó el tercer lugar en el Premio Nacional de Cerámica de Tlaquepaque. “Era una urna que evoca a dos iguanas enlazadas”, la inspiración, dice, surgió de las problemáticas que enfrenta este reptil, que es víctima de venta ilegal y ha perdido su hábitat por la ampliación de carreteras y crecimiento de la mancha urbana.
El pasado mes de junio realizó una exposición individual denominada Apología del descanso, una reflexión escultórica sobre el ímpetu de actividad y productividad en la sociedad actual frente a la necesidad básica de descansar.
“Es una crítica a la autoexigencia desbordada que muchas veces lleva a enfermedades físicas o mentales, pues no nos damos tiempo para detenernos”, explica.
Para conocer más de su trabajo, se pueden visitar sus redes sociales Instagram y Facebook donde está como: Pecacerámica, o Taller El Aguacate.