Dr. Rogelio Díaz Ortiz
A escasos días del inicio de las campañas políticas para la renovación del titular del poder ejecutivo y la elección de cientos de puestos de representación popular en todo el país, muchos son los problemas y retos que los candidatos deberán analizar para encontrar propuestas congruentes de solución.
La ciudadanía se encuentra lastimada, incrédula y predispuesta ante la cotidiana ola de violencia e inseguridad, existe desconfianza en las autoridades de todos los niveles de gobierno.
La voz popular se ha vuelto crítica y exige resultados, todo ello bajo principios de transparencia, equidad, inclusión y rendición de cuentas.
En todo México los ciudadanos viven un intenso proceso de búsqueda para la recuperación de la confianza, certeza en el presente y esperanza en el futuro.
Existe una gran polarización en la opinión pública, algunos aplauden y otros critican las propuestas del ejecutivo federal generando división en un país que necesita de UNIDAD EN LA DIVERSIDAD.
Es urgente quitar el sentido de “normalidad” al conflicto, la violencia, la corrupción y la impunidad, para en contraste construir escenarios de convivencia, pacificación, creativa prosperidad, respeto, tolerancia, dialogo y concertación que hagan posible la sana convivencia de todas las formas de pensar, sentir y vivir en nuestro México.
Para este esperanzador escenario es necesaria la participación y suma de actores ciudadanos libres, capaces, propositivos, entusiastas y acostumbrados al ejercicio de la acción, más que al discurso.
Los candidatos deberán sustentar sus propuestas, enumerar con precisión metas alcanzables, con la inmediatez de la acción sobre el discurso, a la integración de todas las voces, sin importar que estas piensen diferente, se debe entender que México vale más que unas siglas, unos colores o un partido político.
Es obligado la identificación de coincidencias, voluntad para diluir diferencias, la generación de acuerdos y el establecimiento de metas comunes, aplicando la ley sin distingo alguno.
Congruencia, responsabilidad y liderazgo deben ser premisas en la reconstrucción del tejido social, en el establecimiento de una cultura de paz y legalidad que permitan que todo actor político, servidor público, ciudadano, comerciante, estudiante o ama de casa, tengan la posibilidad de vivir con certidumbre en el presente y esperanza en el mañana.
El reto no es sencillo, máxime cuando el entorno económico, ambiental, político y social es en extremo complicado.
Pareciera que tendremos que decidir entre dos candidatas del sexo femenino para ocupar la presidencia del país, lo que expresa de manera contundente el empoderamiento que las mujeres han logrado gracias a su paciencia, disciplina, esfuerzo, preparación, resiliencia y liderazgo.
Este será un hecho histórico ya que por vez primera una mujer será la responsable de guiar a la nación, de otorgar nuevas esperanzas y quizá una nueva manera de gobernar.
Hoy nuevamente México se encuentra frente a una gran encrucijada entre lo que se quiere… se puede y se debe hacer, lo cierto es que no es momento de retroceder ni disminuir el esfuerzo.
Si algo hemos aprendido en México, es que cuando la política se privilegia por encima de la ley e incluso del sentido común, las cosas se complican y el costo es muy alto.
Recientemente me encontré con estas líneas, sin que pudiera identificar a su autor, “Mientras más corramos de nuestros problemas, más cansados estaremos cuando nos alcancen”.