El Porvenir de Cuitzeo

“La historia la escriben siempre los vencedores” Voz popular

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Dr. Rogelio Díaz Ortiz

Suele ser común que existan diversas versiones sobre la descripción de un suceso por lo que siempre he creído que cada una de ellas tiene una parte de verdad.

En la construcción del relato influye el canal de percepción que predomina en la persona que lo hace, nunca será la misma versión si la describe una persona “visual” que una “auditiva” o una “kinestésica”.

Habrá de considerarse costumbres, tradiciones y características del lenguaje utilizado ya que pudiera “distorsionarse” el contenido en función del sitio en donde se origina.

También habrá de considerarse la dimensión del tiempo, el idioma e incluso la edad de quien escribe la historia ya que todo evoluciona a una gran velocidad rebasando conceptos, valores y paradigmas.

Vale la pena considerar que muchos conocimientos e historias han llegado a la actualidad como resultado de una transmisión “voz a voz” que se remonta en el tiempo, versión y visión de quien lo comparte.

En el pasado, el oficio de “escribano” fue muy valorado ya que estos profesionales transcribían sucesos y conocimientos en pergaminos de origen vegetal y/o animal, en muchas ocasiones escritos originalmente en “lenguas madres” como el latín y griego integrándose como valioso tesoro de bibliotecas públicas y privadas.

Esto último parece trivial cuando consideramos las ventajas tecnológicas de las que hoy disponemos ya que con facilidad podemos captar en sonido e imagen cualquier acontecimiento a través de un teléfono celular o una Tablet, compartirlo en “tiempo real” o crear un archivo digital de fácil transporte y difusión.

En los últimos años la gran cantidad de información que se genera minuto a minuto en todo el mundo, hace que esta sea volátil y desechable.

La vigencia de un suceso es muy corta, suele pasar por el “ojo” de expertos y profanos de todo el planeta, con interpretaciones muy disímbolas y en ocasiones controversiales.

Esto ha influido para que la sociedad suela tener “memoria de corto plazo”, por lo que con facilidad olvida y deja de dar importancia a lo que no le es de utilidad en su día a día.

Este curioso fenómeno es “aprovechado” por algunos para construir versiones de la historia a su conveniencia y “aprovechan” el talento creativo de quien afirma la veracidad de un suceso sin haber estado presente o tener pruebas contundentes del hecho, aplicando aquello de que “una mentira repetida mil veces suele transformarse en verdad

De esta manera, a lo largo de la historia se han estructurado relatos que mitifican sucesos y personajes, creando culto a “héroes desconocidos” e incluso inexistentes, conmemorando fechas, honrando caudillos y utilizando la “necesidad” de muchos por encontrar momentos y personajes que les permita que afloren identidad, pertenencia y orgullo.

De ahí que, cuando se realiza el cambio en la ideología de quien conduce los destinos de un país, se “depure” el inventario de próceres y héroes, se supriman o integren conmemoraciones cívicas e incluso se modifique el contenido de los libros de texto que se utilizan para la educación de niños y jóvenes.

Por eso es que muchas voces afirman que… “la historia de cualquier suceso la escriben los vencedores”.

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