Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Hace unos días tuve la satisfacción de festejar mi onomástico, fecha a la que mi madre siempre le dio mayor importancia que al cumpleaños.
Este suceso marco mi vida ya que fueron muchos años de festejarlo en compañía de mi padre, del mismo nombre, posteriormente y hasta el momento actual con mi hijo de igual apelativo.
Amenas y concurridas comidas se realizaban en el parque del kilómetro 23, en los kioscos ubicados frente al zoológico de Morelia, extraordinarios encuentros con mis familiares y con quienes cada año se integraron como nuevos eslabones de amistad.
La etapa en que mis alumnos e integrantes de “Génesis” me sorprendieron con las “mañanitas” son recuerdos que atesoro y evoco con nostalgia.
Este suceso me lleva cada año a cerrar un ciclo e iniciar otro más, ha sido y es oportunidad de disfrutar de renovados retos y experiencias para crecer, aprender y trascender.
Atrás queda todo aquello que fue obstáculo para tener éxito y ser feliz.
Con renovado entusiasmo asumo el reto de hacer realidad sueños y propósitos, para pensar, construir y provocar el futuro deseado.
Con genuina atención trabajaré con la alegría del primer día y con la fuerza del último.
A dar cuidadoso mantenimiento a los afectos, diciendo y ejerciendo acciones que permitan a mis seres queridos saber cuánto le amo, a mis amigos cuanto los valoro, sin perder ocasión para expresarles gratitud y oportunidad para estrechar su mano, darles un prolongado abrazo y manifestarles un ¡te quiero!
Trabajaré con responsabilidad para hacer de la humildad y amabilidad un distintivo en mi cotidiana convivencia con los demás.
Preferiré escuchar y “solo” comunicar información que nos sea benéfica, desechando chismes, rumores y comentarios catastrofistas.
Alejaré de mi mente y práctica todo tipo de “basura” psicológica, en especial, odio, soberbia, rencor y envidia.
Estableceré contacto permanente con mis amigos, sin importar si la pandemia me “obliga” a utilizar herramientas virtuales, lo haré con creatividad y constancia a través de una llamada o de la inmediatez de las redes sociales.
Daré congruencia a mi formación como médico para cuidar de manera responsable y oportuna mi salud, recordando que la prevención es la mejor medicina, todo a tiempo suele tener solución.
Me “regalaré” el lujo de “flojear” de vez en cuando, el mundo no se va a acabar por eso y si en cambio me permitirá romper rutinas y consentirme un poco.
Intentaré hacer de mi cotidianidad leer, bailar, cantar, viajar y aprender cosas nuevas, estoy convencido que es importante en la vida tener siempre proyectos que cumplir, lugares que recorrer, manjares que disfrutar y amigos por conocer.
Aunque me costará un poco de trabajo voy a reír, reír, reír, incluso de mí mismo.
Haré de la congruencia una constante en mi vida, ello me dará satisfacción y reconocimiento por pensar, decir y hacer en sintonía con mi manera de ser y actuar.
Evitaré hacer promesas que no esté dispuesto a cumplir o generar expectativas lejos de nuestra realidad, ni emitir halagos superficiales o “consejos” que no han sido solicitados.
Recordaré intentar… intentar… intentar. Tendré presente que no siempre se acierta a la primera vez por lo que es necesario ser constante, disciplinado y mantener siempre el entusiasmo necesario para hacer realidad todas las metas, compromisos y sueños.
Estableceré metas altas pero realizables.
En todo momento tendré conciencia plena de la presencia de Dios, sin olvidar respetar a todo aquel que tiene una concepción diferente a la mía.
Viviré con “Espiritualidad” sin que ello signifique fanatismo ni xenofobia alguna, seré tolerante con quien piensa diferente como un principio que enriquecerá mi visión y me permitirá contribuir al logro de “unidad en la diversidad”.
No olvidaré que una sonrisa, pedir las cosas por favor y decir gracias son herramientas estratégicas de una efectiva comunicación y de sana convivencia.
Pasaré del escenario del discurso y las buenas intenciones al de las acciones y los hechos.
Sin duda que esta larga lista de intenciones y “compromisos” personales pueden ser motivo de duda o señalamiento de los demás, pero su cumplimiento es mi entera responsabilidad.
Deseo que más de uno de mis escuchas se identifiquen con algún concepto u intención, que encuentren excusas para mejorarlas y vivir con plenitud y felicidad el resto de su existencia en este plano físico.