Dr. Rogelio Díaz Ortiz
El presente se caracteriza, entre otras cosas, por la gran velocidad a la que vivimos, globalización de la economía y la cultura, fragilidad de los membretes, el valor de la amistad , nuevos paradigmas relacionados con relaciones, afectos y valores, incremento en la esperanza de vida, intensa búsqueda por encontrar la espiritualidad perdida, la convivencia cotidiana con el estrés , crisis en el cuidado del medio ambiente, confusión para jerarquizar adecuadamente felicidad y éxito, nuevas formas de comunicación, el contraste que experimentan quienes huyen de la obesidad pero caer en bulimia.
El efecto mediático que hace estereotipos al que muchos aspiran sin alcanzarlos jamás y todo ello con la constante pérdida de energía vital y “cabalgante” estrés expresado en crisis de insomnio, ansiedad y depresión.
A todo lo anterior, habrá de agregarse crisis de miedo causado por la pandemia, incertidumbre respecto al presente y genuina preocupación por el futuro.
Todo ello aderezado con momentos de ansiedad en niños y jóvenes al tener que “vivir” parte de su día ante un monitor o una pantalla, la falta de contacto personal que les permita socializar el conocimiento y convivir con sus semejantes.
Con la intención de enfrentar todos estos retos, en reflexión íntima me he propuesto: Alejarme de aquellas personas que tienen como costumbre aprovechar cualquier momento y lugar para compartir quejas, malas experiencias y enjuiciar a los demás.
De no tener nada “inteligente” que decir preferiré mantenerme callado.
Intentaré vivir alejado de deudas y no solo me refiero a deudas económicas sino de todo tipo.
Evitaré generar promesas o expectativas que no puedo o quiero cumplir, aprendiendo a decir ¡NO! en acto de congruencia con mi conciencia o voluntad.
Respetaré siempre el tiempo de los demás y el mío, por lo que seré puntual con mis compromisos y tareas a las que me comprometa dándole valor a cada segundo de mi vida.
Aprenderé con matemática precisión a diferenciar lo urgente de lo importante.
Me daré permiso para reír, reír, reír… hasta de mí mismo, siempre de una manera sana que me permita disfrutar de todo cuanto me acontezca.
Trabajaré con pasión, compromiso y entusiasmo reconociendo cada uno de los logros sin que el elogio me maree ni la crítica me destruya.
Tomaré pausas para recuperar energía y descanso que me revitalice para mantener constante el nivel de compromiso y resultados.
Escogeré, organizaré y guardaré solo lo que realmente uso. Dando salida y compartiéndolo con personas a quienes puede serles de utilidad y dejando espacio para todo lo “nuevo”, en todo sentido.
Recordaré siempre que el futuro se piensa, construye y finalmente se provoca.
Reconoceré la salud como uno de los activos más importantes en mi vida por lo que estableceré hábitos saludables de alimentación, ejercicio físico e intelectual.
Serán paradigmas básicos en mi cotidianidad: No quejarse, no criticar, no estigmatizar a nadie.
Enfrentaré con paciencia y tolerancia cualquier experiencia e imprevisto.
Tendré siempre presente que no existen soluciones mágicas pero que el trabajo suele vencerlo todo.
Daré solución inmediata a cualquier pendiente.
Amaré sin condición mi entorno.
Estaré atento para jamás perder la capacidad de asombro ni la de preguntar el porqué de las cosas.
Se empieza a envejecer cuando todo se acepta sin cuestionamiento alguno.
No olvidaré el valor estratégico del “mantenimiento” permanente a los afectos. Una llamada, un saludo, una entrevista, una sonrisa, un abrazo, una visita sin aparente motivo siempre generará energía y un saldo positivo.
Tendré permanente comunicación con Dios, apelando a su generosidad para que perdone mis imperfecciones y me ayude a ser cada día mejor ser humano.
Haré todo lo necesario para pasar del escenario del discurso y buenas intenciones al de la contundencia de los hechos, sin más censor que mi propia conciencia.
Me preocuparé menos por lo que piensan los demás y me concentraré en lo que permita que mi conciencia se encuentre tranquila y en paz.
Promoveré todo cuanto haga feliz, a quienes me rodean, sean mis familiares o no, a mis amigos o solo conocidos y por supuesto a mí.
Estoy consciente que todo lo anterior, no es una guía para tener éxito o popularidad, pero estoy seguro que ¡funciona! y me ayudará a transitar en paz el tiempo que me reste en este plano físico.
Estimado lector, deseo que alguna de mis “intenciones” le sea de utilidad o interés ya que no hay recetas infalibles ni absolutas para ser feliz.