Lay Pijedá, Nuestro Pueblo es un largometraje del realizador Dennis Noel López Sosa, quien, al tratar de saber más sobre sus raíces y el pasado chontal de su familia, encontró una línea de investigación para hablar del origen de la comunidad chontal en Oaxaca.
Su filme es uno de los proyectos seleccionados en la convocatoria del Estímulo para la Creación Audiovisual en México y Centroamérica para comunidades indígenas y afrodescendientes 2021 (ECAMC), del Instituto Mexicano de Cinematografía, institución de la Secretaría de Cultura federal.
En entrevista, Noel López comenta que la idea de este documental surgió como una necesidad personal, ya que el realizador es hijo de migrantes chontales, quienes en la década de los 70 se trasladaron de un pequeño poblado en Oaxaca a la Ciudad de México, en busca de oportunidades.
“Esta búsqueda me llevó a San Pedro Huamelula, que es cercano a la costa baja de Oaxaca, de donde son originarios mis padres y en donde sobrevive la etnia chontal”, comenta.
Una vez que llegó al poblado, el hilo conductor de Lay Pijedá, Nuestro Pueblo comenzó a tejerse. El filme tiene como protagonistas a Constancia y Noel, dos indígenas chontales oaxaqueños que viven en una dualidad: su origen rural y su vida en la Ciudad de México; ellos, sin saberlo, se convirtieron en guardianes y transmisores de sus tradiciones y costumbres.
“La película comienza con estos dos personajes, que son mis padres, y que se encuentran con el deseo de viajar a la fiesta grande del pueblo que los vio nacer y que se celebra en junio”, señala el director.
De esta forma, los preparativos de la fiesta mayor en la comunidad de Huamelula, en honor a San Pedro, se convierten en la justificación para conocer la vida y tradición de los chontales que habitan esta región oaxaqueña.
“Cuando Constancia y Noel llegan al poblado se encuentran con que toda esta cultura que vivieron de niños está desapareciendo y que los jóvenes ya no se interesan por ella”, explica el entrevistado. Ante esta realidad, la historia se nutre de otros personajes singulares que, a su vez, enfrentan sus propias dificultades.
Por ejemplo, el curandero del pueblo, ya que ninguno de sus hijos desea continuar con su tradición; las maestras bilingües que luchan por mantener y preservar el idioma chontal; el cronista y otras personas que se ocupan de rastrear entre narraciones y anécdotas el significado del nombre de la comunidad y el de la palabra “chontal”, descubriendo que viene del náhuatl –chontalli– y significa, en español, “extranjero”.
Explica Noel, “es curioso porque el nombre del pueblo es San Pedro Huamelula, pero ‘huamelula’ no es una palabra chontal, es una palabra náhuatl; igual, ‘chontal’ no es una palabra del idioma chontal, es una palabra que significa ‘extranjero’, también del náhuatl. Entonces, todos estos elementos me hicieron buscar mucho más a fondo el origen de este pueblo, que en algún punto perdió parte de su identidad original”.
Al recorrer los lugares que conocieron en su infancia y juventud, los protagonistas descubren cómo sus tradiciones se han ido diluyendo y mezclando con la modernidad, esto los hace valorar si deben o no volver a la Ciudad de México.
El entrevistado afirma que la realización de este proyecto es importante para no olvidar a los pueblos originarios, “los cuales han cimentado nuestra identidad. Los descendientes del pueblo chontal aprendimos a convivir por nuestra cuenta con los cambios y los avances; nos adaptamos”.
Este filme, agrega, es el inicio de un proyecto más amplio, el cual busca trasladar a una plataforma digital. “Se convertirá en un documental interactivo en donde los personajes que aparecen en el largometraje se expanden en este universo digital, en donde los visitantes podrán conocer más sobre su cotidianidad, sus formas, sus costumbres y tradiciones”, por lo que se sumarán nuevos personajes y escenarios. En una tercera etapa, dice, realizará un taller de cine comunitario, el cual podría ocurrir en 2022.
Lay Pijedá, Nuestro Pueblo es uno de los proyectos seleccionados en la categoría de “Producción de Largometraje” en la convocatoria del ECAMC 2021 y que actualmente se encuentra en proceso de formación para construir las carpetas de producción y propuestas cinematográficas sólidas que puedan presentarse a las diversas convocatorias de apoyos al cine. Como parte del proceso del ECAMC, estas carpetas serán evaluadas y, los proyectos que sean seleccionados recibirán un estímulo económico para incentivar la producción o postproducción, así como para recibir orientación personalizada durante un año.
El ECAMC tiene por objetivo avanzar en la inclusión de las comunidades originarias y afrodescendientes a las distintas formas de creación audiovisual y cinematográfica, individual y colectiva.