Dr. Rogelio Díaz Ortiz
Uno de los aprendizajes más sentidos durante la pandemia ha sido “descubrir” que el tiempo ha tomado otro significado y otra dimensión.
Lo “urgente” se ha eclipsado por lo “importante”, vivir con intensidad “hoy” nos ha “aterrizado” en el presente y ha otorgado incertidumbre al futuro.
Quizá por ello, en los últimos días, he comprendido el estratégico valor que tiene el saber administrar el tiempo.
Lo anterior reta la inteligencia, obliga a tomar decisiones, a veces incomodas, motiva el establecimiento de acciones que ordenen y simplifiquen las tareas que se desean realizar bajo el principio de hacerlo a tiempo, bien y de buenas.
No intentaré dar una catedra sobre ello, sino que intentaré compartir sencillos pasos que harán posible que el tiempo “nos rinda más”.
Es un buen inicio depurar la agenda y eliminar todas aquellas tareas que no son esenciales, jerarquizando su importancia y focalizándonos en las que son esenciales.
Hacerlo por escrito ayuda a poner orden, una vez desahogadas las metas primarias muy probablemente tengamos tiempo para ocuparnos de los pendientes menos importantes del día.
Para eso son muy útiles “las agendas” impresas o las que podemos utilizar de manera digital y que integran las funciones de una Tablet, una computadora o un teléfono celular.
Algunos expertos opinan que, si utilizamos agendas impresas, es de utilidad hacer dos columnas, en la primera se agrupa las 2-3 tareas grandes y en la segunda las pequeñas.
Evaluar los resultados una vez a la semana y de ser necesario, hacer las adecuaciones necesarias para ir cumpliendo todas las metas, incluso las de menor importancia.
Si aprendemos a brindarle prioridad a lo esencial, los logros pesarán más, nos sentiremos satisfechos y mucho menos estresados.
Sin duda que es difícil, en un principio, discernir qué es lo esencial, qué tareas, promesas o personas tienen más peso en nuestra vida laboral, familiar, profesional y personal por lo que un “ejercicio de jerarquías” suele ser de mucha utilidad.
Recordemos que las tareas “urgentes” muchas veces no lo son fuera de nuestras mentes sobrecargadas. Y a veces lo “necesario” deja de serlo.
Un buen habito es “acostumbrarse” a delegar cuanto sea posible y aprender a decir ¡No!
Cualquier tarea pequeña es importante solamente si ayuda a concretar una tarea esencial. No temas eliminar. Es importante elegir lo que le aportará a tu vida sobre lo demás.
Toma control, respira profundo y decide que te hace feliz, te aseguro que trabajarás mejor y obtendrás resultados satisfactorios en la distribución del tiempo.
Es esencial que te “acostumbres” a realizar una tarea a la vez, hacer varias al mismo tiempo desperdicia energía y hace difusa tu atención y capacidad intelectual.
No en vano mi abuelo decía “El que a muchos amos sirve con alguno quedará mal”.
Es importante reducir todo aquello que distrae tu atención, a veces es necesario “alejarse” de aquellos que te “hacen perder el tiempo”, ser disciplinado en utilizar solo el tiempo necesario para atender las redes sociales, ver la televisión, escuchar la radio o leer el periódico.
Reduce el consumo de información superflua, esto te ahorrará horas.
Aunque parezca paradójico reduce tus horas de trabajo, siendo más eficaz y eficiente, si puedes focalizarte intensamente en tus metas en pocas horas, tendrás el resto del día para actividades lúdicas, deportivas o sociales que complementen tu día.
Es fundamental que en la agenda siempre este establecido un tiempo para que ingieras con regularidad tus alimentos, para brindarte alguna satisfacción personal e incluso para resolver algún imprevisto.
Si te encuentras con poca energía, toma una siesta de 15-20 minutos. Y haz pausas recreativas frecuentes para evitar saturarte-de 10, ¡hasta de 20 minutos! Lo que te funcione mejor; no hay una regla fija para todos.
Toma una caminata, estírate, despeja tu mente, ¡y aléjate de la computadora! y en especial de tu teléfono.
Todo lo anterior no será posible si no te deshaces del desorden.
Generar rutinas y hábitos de orden te ayudarán a siempre encontrar las llaves de tu casa, oficina o vehículo, papeles importantes, reloj, computadora y demás elementos necesarios para el desarrollo de tus actividades, evitando que en su búsqueda te estreses y pierdas tiempo muy valioso.
Enséñale a tu familia y colaboradores a que sean ordenados.
Utiliza el Internet como un aliado para hacer reservaciones en hoteles, restaurantes, agencias de viajes, pagar cuentas bancarias, etc.
Si te es posible contrata a quien te pueda ayudar en la limpieza de tu casa u oficina, cocinar, cuidar de los niños, pasear al perro o realizar tareas administrativas.
Si no es una posibilidad, considera intercambiar tareas con otra persona. Si todo esto suena abrumador, comienza de a poco.
Crear hábitos y tomar pasos pequeños te ayudará a sentirte en control y a adoptar estas rutinas que te cambiarán la vida.
Lo anterior, es tan solo un esbozo de administración del tiempo, lo más complejo es iniciar y ponerlo en práctica.
No dejemos para mañana lo que podamos realizar hoy.
Él tiempo es un recurso no renovable, ni el dinero, la fama o él éxito son capaces de reponer ni un segundo de vida.
Demos significado a cada segundo, hoy tenemos la fortuna de estar aquí… mañana solo Dios lo sabe.
Estimado lector, en verdad espero que este material provoque oportunidades y sino al menos alguna reflexión útil en la administración de su tiempo.